‘Avatar: El camino del agua’ estrenó decentemente.
Las expectativas alrededor de la secuela de la que fuera la película más taquillera no se cumplieron en su primera semana. Proyecciones indicaban que podía debutar con más de 170 millones de dólares, quizás incluso superando la marca de los 200. En su lugar se quedó con 152, el segundo mejor debut en 2022 detrás de “Top Gun: Maverick”.
“Avatar” tampoco tuvo un debut espectacular en 2009. Recogió 77 millones de dólares, pero igual que la nueva estrenó en diciembre frente a poca competencia y se mantuvo en los cines por 34 semanas. Más allá de ello y aunque acabó nominada a nueve premios de la Academia, incluida Mejor Película, y recogiendo tres, tampoco fue recibida de manera espectacular por la crítica.
En el meta sitio de críticas Rotten Tomatoes, “Avatar” tiene un 82% con un consenso que dice: “Puede que sea más impresionante a nivel técnico que como pieza narrativa, pero Avatar reafirma el singular don de James Cameron para la realización cinematográfica imaginativa y absorbente”; en un extraño caso, el porcentaje de la audiencia es exactamente el mismo. A “El camino del agua” no le fue mejor, con un 78% el consenso dicta: “Narrativamente, podría ser algo bastante estándar, pero visualmente hablando, Avatar: El camino del agua es una experiencia asombrosamente inmersiva”. En este caso, el público la ha favorecido mucho más con un 93% que dice, “La historia de Avatar: El camino del agua es predecible, pero los efectos visuales son tan espectaculares que apenas importa”, lo que coincide con la A que tiene en Meta Score, la evaluadora que consulta la reacción del público. Una A es apenas la segunda mejor calificación que se puede tener detrás de una A+ e indica que el boca a boca será muy positivo.
Entonces, ¿cuál es su encanto? Críticos y público coinciden: la experiencia, el espectáculo. Y es que es cierto, “Avatar: El camino del agua” no presenta una historia en nada especial o innovadora. Es una historia de un padre buscando defender a su familia, ello sucede en un contexto de fantasía y ciencia ficción, pero se le ha visto antes. James Cameron, director, la compara con “El padrino”, pero sería muy fácil encontrar similitudes que incluyen “Pocahontas”, “Corazón valiente”, “El patriota” y hasta “Los Croods”, por citar sólo algunas.
Si se piensan en sus defectos, “El camino del agua” es muy larga con sus 3 horas y 12 minutos y la actitud de Cameron en cuanto a que la gente puede salir al sanitario sin sentirse culpable claramente indica que él mismo sabe que le sobran minutos. ¿Desde cuánto una película puede o debe darse el gusto de brindarle esa oportunidad al público? Eso no sucede, por ejemplo, con “Top Gun: Maverick” y mucho menos con “Avengers: Endgame”, por el contrario. Esa duración se debe a que toda la primera parte, mientras se explican eventos de la primera parte y se presenta el nuevo contexto, todos los nuevos personajes y la relación entre ellos, es prácticamente un prólogo de al menos 30 minutos, porque luego la película “vuelve a empezar” cuando se les ve conociendo su nuevo hábitat con el pueblo del mar. El conflicto en realidad es sencillo y tiene que ver con Sully, es un padre que quiere proteger a su familia y cree que la mejor manera de hacerlo es evitar la guerra, el enfrentamiento, por lo que huyen. Fuera de él, son pocos los personajes con un verdadero desarrollo; a la película no le da tiempo o lo ocupa en otros aspectos.
Esos aspectos son dos: la espectacularidad y el melodrama. “Avatar: El camino del agua” se ve como nada que haya llegado a la pantalla grande antes incluida “Avatar”. Los nuevos escenarios son espectaculares. La película dedica varios momentos a mostrar los paisajes acuáticos. En más de un momento pareciera que lo que se ve es un documental de National Geographic. Es muy bello de ver, no hay duda. Pandora, es fascinante, absorbente. Luego está el drama familiar. Aunque es bastante sencillo “adivinar” qué sucederá (vaya, incluso quizás sea exagerado decir que se adivina y es poco probable que alguien se sienta sorprendido por cómo concluye), la edición y el melodrama son suficientes como para mantener la atención y hacer que la última hora se pase muy rápido. Hay mucha acción y todos los personajes centrales están en riesgo.
Cuando “Avatar: El camino del agua” concluye no hay mayores sorpresas en términos de historia, pero la experiencia que se ha vivido se siente más grande que la vida, épica, espectacular, con emociones intensas de “vida o muerte”. Entonces, lo demás pasa a un segundo término porque el viaje, no los detalles, han dejado un impacto que sienta precisamente así, “más grande que la vida”. Esa es una sensación similar a la que deja, por ejemplo, “Top Gun: Maverick”. Claro, “Maverick” se sostiene muy bien cuando se analiza en términos de la relación entre su forma y su fondo, “El camino del agua” es más forma, pero esa forma es lo suficientemente poderosa, como el agua, para permear lo suficiente. Esa forma, seguramente le permitirá, como al agua, colarse semana a semana y dejar que la magia continue.