Determinar el grado de madurez digital de una organización es definitivamente el primer paso para diseñar y ejecutar estrategias empresariales exitosas y con visión hacia el futuro, porque sólo así una empresa puede evaluar con qué herramientas digitales cuenta, cuáles necesita, qué objetivos ha alcanzado y cuáles tiene que alcanzar y, sobre todo, con qué recursos cuenta y cuáles necesita implementar.
Sin embargo, no siempre es fácil evaluar la madurez digital de una marca, ya que intervienen diversos factores que no necesariamente están relacionados con la digitalización. Me refiero a que aspectos como la visión de los líderes, la cultura empresarial, la facilidad de los equipos para adaptarse a nuevas dinámicas y en general la resiliencia de toda la organización no sólo influyen, sino que son fundamentales para consolidar la madurez digital de una compañía.
Para mí existen tres niveles de madurez digital: por un lado están los principiantes; es decir, las empresas que están dando sus primeros pasos significativos en materia de transformación digital. Por lo regular son pequeñas organizaciones que tienen una gran iniciativa pero carecen de los conocimientos necesarios.
Después están las organizaciones intermedias, las que ya han implementado soluciones digitales y han podido medir los beneficios comerciales de sus estrategias. Y por último, las empresas con un nivel avanzado que no sólo entienden qué herramientas les han funcionado, sino que están en un proceso de innovación constante y tienen un proyecto de transformación digital bien delineado.
Más no siempre es mejor
Muchas veces me han preguntado: ¿Cuál es el nivel ideal de madurez digital para una empresa? Tengo que admitir que esta pregunta puede ser muy compleja porque no todas las industrias enfrentan los mismos desafíos; por ende, no todas requieren las mismas soluciones.
A partir de la pandemia miles de empresas han acelerado sus procesos de transformación digital y algunas de ellas hicieron lo inesperado, logrando avances sorprendentes en su camino de transformación digital. .
Incluso una encuesta global de Deloitte señala que el 76% de las empresas considera que sus avances digitales para los próximos 5 años serán considerablemente mayores que los obtenidos en los pasados 5 años. Lo cual claramente sitúa a la pandemia como un parteaguas en cuestión de madurez digital.
Entre mayor sea el nivel de madurez digital de una empresa, mayores son sus posibilidades de salir a flote frente a una crisis. Por ello, más que incorporar la mayor cantidad de soluciones digitales, mi recomendación siempre es apostar por un proyecto de transformación digital y hacer un uso inteligente, pero progresivo, de las herramientas digitales, adaptándolas a las necesidades de cada empresa.
La madurez digital determina el presente y futuro de las empresas
A pesar de que el año pasado gran parte de los titulares de los medios de comunicación hablaron sobre el cierre de empresas, pérdidas de empleo y otros impactos negativos del COVID-19, considero que también es importante puntualizar los aprendizajes que nos ha dejado la pandemia.
Para algunas empresas significó un momento crucial en el que tuvieron que acelerar su transformación digital porque su madurez digital podría significar la vida o la muerte; para otras fue una excelente oportunidad para sacar el máximo potencial de las herramientas digitales con las que ya operaban.
La madurez digital no habla sólo de las empresas que tienen un alto grado de digitalización, sino de la capacidad de las organizaciones para obtener beneficios en torno a sus herramientas digitales. ¿Beneficios como cuáles? Simple: finanzas sanas, resiliencia, ser una empresa innovadora y con posibilidades tangibles de crecimiento.
La transformación digital pasó de ser un facilitador de estrategias; es decir, una herramienta que ayuda a las empresas a alcanzar sus objetivos, a ser parte prioritaria dentro de los negocios, ya que ninguna compañía puede pensar en crecer y convertirse en líder de su industria si no es de la mano de la tecnología.
Gestionar un cambio no siempre es sencillo y menos cuando se trata de empresas, pero cuando una organización infunde lo digital en su estrategia central de negocios crea nuevas formas de diferenciarse de sus competidores, de cumplir con las expectativas de sus consumidores y se abre camino entre el mar de nuevas propuestas comerciales.
Es conveniente que las empresas evalúen su grado de madurez digital y con base en ello implementen tecnologías acorde a sus necesidades y retos. Un buen comienzo puede ser el cómputo en la nube, o un chatbot impulsado por Inteligencia Artificial, ya que esta herramienta brinda a las empresas datos que les ayudarán a desarrollar su negocio, y por ende continuar con su proceso de transformación digital.