En Francia, la edad legal para obtener la jubilación está fijada en 62 años y para llegar a este número mágico, el trabajador debe acreditar una determinada cantidad de trimestres, pero…
¿ Qué pasa cuando un gobernante osa cambiar la edad de retiro haciendo que el trabajador labore por dos años más?
¿Qué sentimientos toca en el ciudadano el alargamiento del periodo de su jubilación?… Esto es un tema de sentido común.
Emmanuel Macron ha sido un presidente polémico para Francia; es joven y sabe que su liderazgo está a prueba en su camino para liderar a la Unión Europea pero los diferentes episodios a los que se ha enfrentado como los actos terroristas, el movimiento de los chalecos amarillos y el desgaste por la pandemia lo tienen en estos momentos con la más baja popularidad de su mandato, 32%.
Por si esto fuera poco, la crisis volvió a tocar la puerta del Palacio del Elíseo y esta vez pesa toneladas. Macron presentó una reforma a la ley de pensiones que ordena que un trabajador deba jubilarse a los 64 años, lo cual ha despertado el activismo de sindicatos, políticos de oposición, ciudadanos de a pie y sobre todo el de muchos jóvenes.
La categoría de este conflicto suele tumbar cualquier presidencia y ¨jubilar¨ para siempre a los gobernantes que, sin una estrategia de comunicación política, se enfrenten a estos issues tropezando con este dique electoral y los precipita a perder sus esperanzas para el futuro.
En repetidas ocasiones, nos hemos referido en estas paginas, al concepto *OFICIO POLÍTICO,* como una habilidad que deben desarrollar los gobernantes y que dado el caso, les ayude a resolver estas problemáticas que como en Francia, ya pasaron de las marchas, a la violencia desmedida misma que ya es equiparada a episodios del pasado galo abriendo un proceso de creatividad para crear nuevos iconos revolucionarios.
Recuerden que en Francia cada revuelta desarrolla una causa y una imagen que la acompaña sobre esto Marc Bassets apunta: ¨Ya hubo una guillotina y unos chalecos amarillos¨… ¿ qué sigue?¨
El momento se agrava cuando los jóvenes, aún y cuando vean el momento de su pensión muy lejano, perciben que esta iniciativa atenta contra la democracia pues reta a la fuerza que tiene el 70 % de oposición ciudadana a la misma.
¿ Estamos ante una mala gestión de crisis política?.
Sin duda alguna. La política es tiempo y siempre un gobernante debe revisar su calendario para empujar alguna iniciativa y tal vez presentarla con el arropamiento y opiniones de todos los sectores sociales aceptando que algunos pueden salir más afectados que otros, pero que es la política, si no la creación de consensos.
Hasta ahora la presión popular no logrado sus objetivos; las protestas han llegado a un millón de manifestantes en todo el país; Macron no ha retirado su ley y tampoco ha planteado convocar nuevas elecciones legislativas.
Un efecto inmediato de este descontento se reflejó en la agenda presidencial, pues la visita real de Carlos III que estaría en París esta semana ha sido pospuesta. Hay quien piensa que el tema de las pensiones se olvidará pronto (sin hacer nada), pero esta postura no visualiza el bosque completo de la Europa de nuestros días que atraviesa por una guerra que se alarga en Ucrania.
Nos encontraremos más adelante.