Por Luis Miguel Martínez
[email protected]
@lmuia
La Real Academia de la Lengua Española nos dice que lo virtual es aquello que tiene existencia aparente y no real, también que es capaz de producir un efecto. Las letras nos sirven para representar y transmitir una realidad, virtual o no ¿Cómo cambiará este panorama, cuando las letras dejen de ser de tinta y sólo sean virtuales, cuando el papel se use sólo para fines artesanales y la letra sea tan efímera como los bits y bytes en un medio electrónico?
Por primera vez, después de 560 años desde que Johannes Gutenberg imprimió el Misal de Constanza, las letras electrónicas se constituyen como un sustituto lógico y factible de la letra impresa. Sin duda, ésta es la mayor aportación de las TICs /* tecnologías de información y comunicación */ a la humanidad. Recientemente, se reportó que Amazon –la tienda en línea más grande- vendió más libros electrónicos que impresos en pasta dura, en una proporción de 180 electrónicos por 100 impresos.
Esta es la señal de humo blanco que nos dice que el e-book cuenta ya con una masa crítica que lo llevará a desplazar al libro convencional, al menos para contenidos pragmáticos. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que el libro como arte no desaparecerá y que el libro electrónico no contendrá sólo palabras.
Hay tres factores que favorecen el cambio de soporte de los libros (el uso universal del procesador de texto, las cadenas de distribución y los lectores electrónicos). Desde 1982, gracias a WordStar, el uso del procesador de palabras se popularizó; virtualmente terminando con la máquina de escribir /* que fue comercializada por Remington desde 1872 */. Hoy en día, casi todo lo escrito se hace en un procesador de palabras, de licencia restrictiva, de código abierto y libre como el de OpenOffice, o de cómputo-en-nube como el de Google. El segundo factor, se reduce a una palabra: Amazon.
Amazon.com, comenzó a consolidarse como la primera tienda virtual hace más de 15 años, distribuyendo libros. Por muchos años no obtuvo utilidad económica, pero si fue muy útil para ubicar libros inalcanzables, hacer window-shopping virtual y comprar música. Se estima que más del 20 por ciento de los libros que se venden son a través de internet y de esos, más del 90 por ciento son a través de Amazon. Estas son cifras suficientes para transformar una industria, pero si se suma el factor Kindle se consolidará del todo.
El tercer factor, los lectores electrónicos, son el nuevo papel para las letras digitales. El más famoso es el Kindle, que permite cargar e-books a través de cualquier red. La nueva versión en color grafito tiene capacidad para 3,500 libros o publicaciones /* repensemos si en este contexto, ¿la revista y el libro son diferentes? */. Aunque el Nook de Barnes & Noble es digna competencia, el verdadero contendiente es la iPad, que es más que un lector de libros y menos que una computadora. Al igual que el iPod /* éste es más que un Walkman */ aquella busca apropiarse de la industria desde la herramienta y el abaratamiento del acceso y control de la distribución.
Aunque seguimos discutiendo la virtualidad de la escritura, es una realidad que la industria editorial se está viendo transformada. Cada época en la historia ha tenido métodos y formas para transmitir el conocimiento. La nuestra apenas está desarrollando la propia, basándose en los semiconductores y la electro-óptica. Mientras tanto surgen nuevas oportunidades para los negocios, en la tecnología para el desarrollo, en el contenido y el product-placement, y en la red de distribución.
Luis Miguel Martínez: Académico e investigador en la Universidad Iberoamericana. Diseña estaciones de radio, dispositivos electrónicos y sistemas de medición industrial; estudia el impacto de la tecnología en nuestra sociedad e investiga sobre las redes sociales y sus aplicaciones. Es escritor de libros y artículos diversos.
No te desconectes | y descarga libros electrónicos a tu celular, iPod, Kindle o iPad.
Te presento un video de un usuario de Kindle quien comenta sobre el producto.