Por Luis Miguel Martínez
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@lmuia
Uno de los grandes ingenieros de nuestro tiempo, Steve Wozniak, en su libro iWoz nos ilustra y demuestra que el éxito de Apple es la producción simultánea del hardware (HW) y del software (SW) necesario para su funcionamiento. Así en los primeros días de la computación personal, la computadora Apple II usaba un sistema operativo diseñado por Apple en Cupertino.
A diferencia de su cercano competidor, la PC de IBM, el gigante azul sólo producía el hardware y una pequeña empresa en la costa oeste /* llamada Microsoft */ producía el sistema operativo de la máquina con 128 KB de memoria. La historia nos muestra que el gigante de Cupertino, también aprendió rápidamente que no era posible ni recomendable producir todo el software, y que “los otros” podrían producir programas como VisiCalc, la primera hoja de cálculo y que como se muestra en el documental El Triunfo de los Nerds es la primer Killer App a la que debemos agradecer que la computadora personal dejara de ser vista como el juguete de un ingeniero y más como la herramienta del financiero. El modelo dual de producción de HW y SW de Apple, ha resultado exitoso; hoy en día el iPod (HW) se produce con SW como el sistema operativo iOS (necesario para funcionar) y la estrella del software privativo comercial, iTunes. Pasaría algún tiempo para entender que había otras posibilidades en este modelo dual /* aunque más triple que dual */.
La tienda de iTunes nació y transformó al mundo; reconfiguró una industria y permitió que el producto estuviera al alcance del consumidor, sin salir de casa, sin necesidad de intercambiar dinero, y con el mejor precio, basado en el menor costo. Así por primera vez, pudimos comprar canciones en lugar de discos llenos de canciones que no íbamos a escuchar, gozar de artistas que antes no oíamos, y si éramos músicos podríamos vender nuestras canciones a 99 centavos de Dólar, con un margen de utilidad del 30 – 40 por ciento. Si bien, vender cajas electrónicas para llevar música y oírlas con audífonos era muy buen negocio – pues las personas valoraron fuertemente el poder llevar “su” música a todos lados- ser el único eslabón distribuidor entre el músico y el audiófilo “no tiene precio”. Tal como las empresas automotrices lo descubrieron, el fabricar productos que duren para siempre no es el mejor negocio. Lo óptimo es un consumo constante de productos y mejor aún de servicios donde el inventario se reduce a los ideales de la ingeniería industrial: cero.
Hacia mediados de octubre de 2010, el carismático presidente de Apple, Steve Jobs /* otrora colega de Woz */ anunció que se abriría una tienda de apps para MacOS. Las apps resultaron un éxito para otras plataformas, previamente la tienda de apps para iPhone, iPad e iPod, nos mostró como se completa la trilogía tecnológica de HW, OS y SW; maximizando la utilidad en el ciclo de vida de la tecnología. Si bien el HW está diseñado para durar –al menos el período de garantía-, el software vuelve obsoleto al HW, por ende acortando el ciclo de vida. Tal como las mejores cadenas de distribución y las tiendas de autoservicio, la tienda cobra un porcentaje por la gestión de la venta de los “bienes” /* en este caso software superintangible */. Así el negocio “redondo” se conforma con diseñar, fabricar, vender hardware, diseñar, implementar, vender, e incorporar un sistema operativo en cada unidad, diseñar, implementar el mejor software en la industria, rentar el uso de la tienda y de las herramientas de diseño (para que otros puedan diseñar, implementar y vender sus aplicaciones de software).
Las killer apps siguen siendo críticas para mantener el negocio funcionando, estas aplicaciones tal como VisiCalc sirven para demostrar la funcionalidad del hardware, y tambien son útiles para despertar el interés de los desarrolladores para producir un mejor producto. El contar con una tienda facilita distribuir las apps y reduce la distancia entre el productor y el consumidor. Así hoy parece que Apple encontró buenos modelos de negocio que han sido exitosos en donde haya empaques y cajas bonitas por eliminar.
Las apps y la tienda vienen a reconfigurar la industria del software, al proveer una plataforma que pone en igualdad de circunstancias a los pequeños productores y a los grandes de la industria. Tal como si el tianguis compitiera con Walmart. Sin duda empezaremos a ver apps que sean patrocinadas, y se constituyan como espacios para la publicidad. ¿Llegaremos al punto en que nosotros -los consumidores- podamos seleccionar las funciones que se incorporen en el software y contar con versiones hechas a la medida?
Para reflexionar ¿Cuál es la killer app de la iPad? Se aceptan sugerencias.
Para ver, el documental The Triumph of the Nerds: The Rise of Accidental Empires (1996) de Robert X. Cringely
Sobre el autor
Luis Miguel Martínez es académico e investigador en la Universidad Iberoamericana. Diseña estaciones de radio, dispositivos electrónicos y sistemas de medición industrial; estudia el impacto de la tecnología en nuestra sociedad e investiga sobre las redes sociales y sus aplicaciones. Es escritor de libros y artículos. Es fiel creyente en el desarrollo en comunidad y el código abierto.
Otras columnas del autor:
M4rk3t1ng B1n4r10: El binomio holístico
M4rk3t1ng B1n4r10: Redes, nodos y ligas