La pandemia de la COVID-19, que estĆ” cumpliendo dos aƱos desde que fue declarada oficialmente por la OMS ha traĆdo, ademĆ”s de una gravĆsima emergencia de salud, el escalonamiento de muchas de las desigualdades preexistentes, debido tanto al impacto social y económico que provocó, como a las medidas adoptadas para paliarla. Es de mencionarse que las mujeres han sufrido y siguen sufriendo de forma especialmente aguda las consecuencias de estas desigualdades, al tener que enfrentarse a una mayor vulnerabilidad y tambiĆ©n a nuevos obstĆ”culos para alcanzar la igualdad.
Son muchos los Ć”mbitos en los que pueden observarse estas consecuencias. Uno de los mĆ”s dramĆ”ticos ha sido el de la violencia de gĆ©nero, acentuada por el confinamiento obligado, que ha forzado a las mujeres a convivir con sus agresores durante mĆ”s tiempo y en un ambiente de mayor tensión y, al mismo tiempo, ha dificultado su acceso a los sistemas de protección. En los Ćŗltimos dos aƱos se han incrementado exponencialmente las consultas online de vĆctimas de violencia y otras peticiones de ayuda. TambiĆ©n cabe mencionar las limitaciones que mujeres de todo el mundo han encontrado en el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, con riesgos claros sobre el aumento de la mortalidad materna.
La pandemia ha tenido también consecuencias para las mujeres en el aspecto psicológico, con la incidencia que ha supuesto en su salud mental el confinamiento en viviendas familiares con marcadas limitaciones en cuanto a espacio y condiciones, junto con el aumento de la tensión intrafamiliar y el desigual reparto de las cargas de trabajo.
El impacto sobre las mujeres ha sido particularmente perjudicial y no suficientemente seƱalado. El Observatorio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que el 76,2% de todas las horas del trabajo de cuidado no remunerado recae sobre las mujeres: mĆ”s del triple que los hombres. AdemĆ”s, el hecho de que el sistema de cuidados se sostenga en una amplia mayorĆa de mujeres en todo el mundo āconstituyen el 70% de la fuerza de trabajo de los sistemas socio-sanitariosĀā, las ha situado en primera lĆnea de exposición al virus, aumentando su riesgo y consolidando su doble rol de cuidado social y cuidado privado dentro de los hogares.
A ello se aƱade que las medidas de confinamiento y la suspensión temporal de las clases para los menores, han aumentado los desequilibrios en la conciliación laboral y familiar, lastrando aĆŗn mĆ”s el desarrollo profesional de las mujeres, que se han responsabilizado en mayor medida del cuidado de niƱos, sin que las medidas adoptadas hayan tomado en cuenta las dificultades para poder compaginar esta tarea con sus responsabilidades profesionales.Ā
El desarrollo profesional de las mujeres se ha visto limitado por el aumento de la carga de trabajo no remunerado, mientras se acentĆŗa para ellas el riesgo de sufrir desempleo y pĆ©rdida de ingresos. TambiĆ©n hay que sumar el impacto que la pandemia ha supuesto en la pĆ©rdida de empleos precarios e informales, en los que ellas son mayorĆa.
Otro aspecto de la pandemia que ha generado consecuencias mĆ”s negativas para las mujeres es la desigualdad existente en el acceso a internet y a las nuevas tecnologĆas. Una realidad que ha perjudicado especialmente a los hogares que no cuentan con acceso suficiente a la red, y dificultado gravemente el desarrollo educativo y laboral de sus miembros. SegĆŗn indica el Global Fund For Women, las mujeres tienen un 21% menos de probabilidad de tener un telĆ©fono celular, un recurso clave en paĆses en desarrollo, donde los telĆ©fonos brindan acceso a la seguridad, la educación, los sistemas de protección, las transferencias bancarias, etc.
En todos estos aspectos de la desigualdad que sufren las mujeres es obligado destacar su incidencia aún mayor en la vida de las mÔs vulnerables, ya sean las mujeres migrantes, las trabajadoras domésticas, las mujeres privadas de libertad, las familias monomarentales, el colectivo LGTBI o las mujeres de las zonas rurales.
Por si lo anterior fuera poco, en MĆ©xico ācelebramosā hoy el Dia Internacional de la Mujer con el anuncio de la desaparición del programa Escuelas de Calidad, medida que ademĆ”s de perjudicar a los niƱos de educación bĆ”sica, que tenĆan la posibilidad de resarcir los atrasos en su formación con una mayor carga de horas de clase, recibĆan dos alimentos al dĆa, lo que en muchos casos no puede ocurrir en su casa. Sin embargo, las mĆ”s perjudicadas con esta desafortunada decisión del Gobierno Federal son las madres de esos niƱos, quienes en muchos casos tendrĆ”n que renunciar a sus trabajos porque sus hijos saldrĆ”n de la escuela al mediodĆa, o bien tendrĆ”n que dejarlos a merced de depredadores, que suelen aprovecharse de la ausencia de las madres para abusar de ellos.