Según Transparency Market Research, el mercado de los wearables podría lograr ventas de 4.12 mil millones de dólares este 2017, el cual apunta a que dicho segmento continúa siendo tendencia.
Asimismo, se prevé que de los 200 millones de wearables que se han vendido, entre el 30 y 40 por ciento de ellos funcionen como pago para 2020, frente al 2 por ciento que son utilizados actualmente.
Durante los juegos olímpicos de Río 2016, Visa estrenó tres wearables en Brasil, un brazalete, un anillo y un reloj, los cuales fueron probados con éxito durante el evento, sin embargo, después de los juegos los bancos brasileños tuvieron dificultades para que las personas aceptaran utilizar esos wearables como modo de pago, debido a que las personas preferían los métodos tradicionales, como efectivo o pago con tarjeta.
Durante el South By Southwest (SXSW), Visa estrenó un par de gafas de sol, equipadas con un chip NFC, la cual permite realizar pagos en tiendas sin tener contacto con personal. Se trata de los modelos Quicksilver Pro y Roxy Pro.
Sin embargo, el escepticismo de los consumidores quienes no gustan de los wearables como método de pago es que éstos se pueden perder con todo y crédito, por lo que los bancos que los están probando reafirman que se trata de una cuenta espejo, es decir, si pierdes el gadget puedes bloquear tu cuenta solo con una llamada o disponer del crédito desde tu tarjeta de crédito o débito.
Pero al tratarse de gafas de sol, la duda surge cuando no hay sol o es de noche, sobre qué hacer para dar utilidad al wearable, que para críticos no representa “una solución a un problema”, sin embargo, al igual que los gadgets lanzados en Río 2016, Visa prevé lanzar las gafas al mercado este 2017.