De acuerdo con varias definiciones en pocas palabras es aquella empresa de capital privado que logra un valor de mercado más de mil millones de dólares, generalmente son empresas startups, es decir, se relaciona con empresas emergentes que tienen una fuerte relación con la tecnología, es desde lo digital como las aplicaciones que usamos diariamente. Se trata de negocios con ideas innovadoras, que sobresalen en el mercado apoyadas por las nuevas tecnologías. Llámese de movilidad, de financiamiento, de educación, salud, etc. Entre las principales y más renombradas por su valor están: Kavak (autos usados), Bitso (criptomonedas), Clip (pagos electrónicos), Konfio (préstamos), Incode, (inteligencia artificial), Merama (comercio electrónico), entre otras.

En los últimos cinco años, el ecosistema de emprendimiento de nuestro país ha presentado un progreso muy acelerado, debido, en gran parte, al aumento de las opciones de financiamiento y aceleramiento a nuevas empresas. Durante este lapso, ha habido un cambio de mentalidad: los grandes capitales ya no consideran una mala idea invertir sus recursos en startups, debido al enorme potencial que tienen los emprendimientos tecnológicos de generar retornos económicos.

De acuerdo con un artículo del diario El Financiero, actualmente México cuenta con siete startups unicornio: Kavak, Bitso, Clara, Clip, Konfío, Incode y Merama. Uno de los retos de todas estas empresas es lograr rentabilidad, pues muchas de ellas todavía no llegan a este nivel.

De los siete actuales unicornios mexicanos, cuatro son fintech, lo que es muestra de la efervescencia que hay en este sector en México. En el país se tienen identificados 512 startups fintech operando, un 16% más que en 2020.

En este contexto que hay de lo social, cuáles son esos unicornios que se crean con un fin social y que al mismo tiempo generan capital. Hace unas semanas fui invitado al lanzamiento del startup “Betterfly” en México, un startup que creó el Chileno Eduardo della Maggiora, y que fue el primer unicornio social en América Latina. “Betterfly” tiene como objetivo promover la actividad física de las personas para convertirla en puntos en beneficio de causas sociales. Lo más interesante es que además estos se incorporan a una prima de seguro, la cual puede incrementar los beneficios de la prima asegurada, de acuerdo con lo saludable y la actividad que realice la persona. En palabras según su página web: “Creamos herramientas que vinculan actos simples y cotidianos de bienestar con beneficios para las familias y apoyo a causas globales. Es una combinación poderosa de esfuerzo personal, recompensa financiera e impacto social que comienza y termina con personas motivadas para ser mejores, hacer mejor las cosas y crear algo mejor para el mundo. No importa quién seas, tienes el poder de marcar la diferencia”.

Otro startup mexicano relacionada con las fintechs es “Kubo Financiero” que aunque aún no es un unicornio social pero va hacia ese camino, se creó a partir de identificar una necesidad social, otorgando créditos y formas de pago en los niveles socioeconómicos medio bajo y bajo de la sociedad, también conocida como Sofipo, Sociedad Financiera Popular. Creada por Vicente Fennol-Algorta. Una plataforma multiproducto que ofrece planes de ahorro, inversión, tarjeta de débito, transferencias y préstamos personales. Crean productos financieros en línea para mejorar la vida e impulsar las metas de sus clientes. Cabe mencionar que Kubo Financiero está catalogada como Empresa B, que son aquellas empresas certificadas por el Sistema B, empresas que dentro de sus políticas y estatutos cuentan con políticas y acciones claras de impacto positivo en lo social y el medio ambiente.

Los unicornios sociales tienen una gran oportunidad de mostrar que, aun cuando se busca tener rentabilidad en el negocio, claramente se puede tener paralelamente un impacto positivo en lo social y en el medio ambiente.

No hay nada nuevo en que un negocio esté impulsado por algo más que las ganancias. La incorporación de la responsabilidad social corporativa en el espíritu de una empresa se ha considerado durante mucho tiempo una buena manera de administrar un negocio, y los inversores idearon métricas ambientales, sociales y de gobierno (ESG) que reconocieron que un negocio que no dañaba a las personas o al medio ambiente era menos riesgoso, y es probable que genere mejores rendimientos.

Tal como dice la organización de Sistema B, las Empresas B son empresas que buscan ser mejores para el mundo y no solo las mejores del mundo, veamos pues cómo evolucionan estas startups con fines sociales y que al mismo tiempo sean rentables.