Santiago, Chile.- ¿Quieres conocer a tu diosa interna? ¿Buscas sanar tus vidas anteriores? ¿Anhelas ser feliz y vivir en plena armonía? Éstas y otras preguntas similares, se vuelven potentes ganchos para un público que busca algo diferente. El trabajo, la rutina y las obligaciones que, cada día, parecen ser mayores, pesan y cualquiera de estos llamados nos llega como una tabla de salvación o una pastilla de felicidad. ¿A qué apela el marketing de la espiritualidad y por qué se vuelve tan potente a ratos?
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La necesidad de trascendencia. El tiempo avanza y todos nos vamos a morir (nos guste o no, lamento recordártelo), entonces en la medida que crecemos, comenzamos a buscar “algo más”, algo que nos dé la seguridad, o al menos la sensación de seguridad, de la trascendencia. El marketing espiritual apela a esa urgencia.
Desilusión de las estructuras religiosas. El mundo predica la tolerancia e intenta respetar a las religiones, pero la mayoría de las personas se ha sentido desilusionada por la corriente que le tocó en suerte. Las restricciones, la consciencia del mal, el fanatismo, los errores garrafales y muy humanos de sus representantes, incitan al público a buscar ideas y sentimientos que sean más libres y naturales, que no dependan de una estructura de poder, sino que lo “toquen emocionalmente”
El gancho de la auto sanación. Salvo el caso de las tan temidas sectas, en las que un grupo de buscadores – por lo general angustiados- sigue ciegamente a un líder, el gancho de la auto sanación o auto maestría, suele ser bastante potente en el marketing de la espiritualidad. Sucede que no hay tiempo para asistir a grupos y ritos constantes, por lo que aprender un método que nos permita armonizar nuestras emociones y mejorar la calidad de vida por nuestra cuenta resulta altamente motivador.
Entonces, las claves son: miedo, seguridad y felicidad. No es malo conocer un poco más al ser humano.