La sociedad civil y “la mano que mece la cuna”

La sociedad civil organizada enfrenta varios desafíos:

• Un gobierno indiferente a la actividad del llamado Tercer Sector y éste debe entender que: “el ejercicio de gobierno es demasiado grande e importante para dejarlo en manos de los políticos, es una actividad noble y superior que nos compete y convoca a todos” Luis H. Álvarez. 
• El impacto brutal en nuestras vidas por la interminable pandemia que se ha transformado en una sindemia (la suma de dos o más epidemias), provocada por el virus COVID-19, con afectaciones que permanecerán y tendremos que saber sobrevivir ante ellas, obviamente en la salud, en la economía de las empresas, las personas y las familias. 
• El impacto acelerado de la tecnología digital, lo cual nos lleva a estar forzados a alinearnos de acuerdo a nuestra realidad, desde el hogar hasta el lugar de estudio y trabajo, cruzando por decenas de actividades que han emigrado a esta tecnología digital que tarde que temprano iba a llegar y llegó de manera forzada. 
• Los mitos sobre la sociedad civil organizada, que se deben superar ya que de no actuar en sociedad con liderazgo, integridad, creatividad y energía empeñaremos el futuro de la nación

Todo esto ha provocado que la vida y la actividad en general de toda persona, empresa u organismo de la sociedad civil relacionada con la orientación de la información, comunicación, conocimiento, toma de decisiones y entrega de valor sea un galimatías, y ante esto estamos obligados a buscar las formas de garantizar nuestra sobrevivencia y un futuro competitivo. 

“La mano que mece la cuna”

Estamos convencidos que lo que ha desordenado nuestras vidas como personas, como sociedad y país son entre otras, dos variables expresadas como: la falta de una cultura del riesgo y de un liderazgo que unifique.

Cultura del riesgo

En esta década 2021-2030, los riesgos geopolíticos y las transformaciones tecnológicas, exigirán a las personas y organizaciones en general a profundizar en la gestión de riesgos.   

La COVID-19 está exacerbando los desafíos geopolíticos y sociales en curso, y la crisis existencial del cambio climático cobra gran importancia. Se necesitan, más que nunca, enfoques más innovadores y colaborativos para la resiliencia. Informe Global de Riesgos 2021. Marsh

Sumamos a esa necesaria cultura del riesgo: el estudio, investigación y necesaria capacitación en áreas conexas como lo son: 

• Responsabilidad social, empresarial y ciudadana. 
• Ciencias ambientales y desarrollo sustentable
• Antropología, ciencia política, demografía, economía, psicología, sociología
• Ingeniería biotecnológica, logística, mecatrónica
•  Inteligencia, Seguridad, Ciberseguridad y Geopolítica

La comunicación, tecnología e informática digitales

Estas últimas son torales ya que arrastran y obligan a las demás a alinearse a ellas, y van evolucionando segundo a segundo para todas las organizaciones sin importar su tamaño, generando grandes retos y provocando inhumanas brechas en la salud, economía, conocimiento, etc.

Liderazgo

Sin duda alguna todos y cada uno somos responsables del camino que tomamos, máxime si somos adultos funcionales, sin embargo, en las crisis de todo tipo: familiares, políticas, económicas, sociales, es necesario escuchar una voz que de rumbo al esfuerzo y el despliegue de recursos en general para así lograr salir triunfante o por lo menos no tan disminuidos.

El liderazgo que admitimos para estos desafíos, tiene un perfil, – sin importar raza, sexo, edad, religión, o ideología política- las habilidades o competencias necesarias que le permitan dirigir con integridad, marcando viables caminos, buscando unidad, con sólida energía y un rumbo definido. Existen múltiples ejemplos en la historia de la humanidad, uno de ellos es: “Dunkerque: la derrota victoriosa de Winston Churchill”

Recordemos este pasaje de la historia mundial conocido como el desembarco en Dunkerque, que ha sido la retirada más famosa de la Segunda Guerra Mundial, cuando unos 330.000 soldados subsistieron sitiados en las playas de la ciudad portuaria de Dunquerque (en español) al norte de Francia por el demoledor avance nazi de la Alemania de Adolf Hitler. 

Esos miles de soldados de las fuerzas británicas, francesas y belgas de Europa continental, entre el 26 de mayo y el 4 de junio de 1940, lograron alcanzar la evacuación y esto gracias al liderazgo de Winston Churchill, quien enunció un plan de acción con clara definición de una visión acompañada de acciones fáciles de entender por cualquier persona, expresadas con integridad, enérgico liderazgo buscando unidad con la sociedad civil y un rumbo definido; esta declaración la expuso Churchill en el Parlamento el 4 de junio de 1940, último día del rescate. 

La prensa británica difundió la exitosa evacuación, en especial el papel de los “pequeños barcos de Dunkerque”, que ayudaron en la evacuación oficial. Muchos de ellos eran embarcaciones particulares, tales como pesqueros y yates y navíos comerciales. El término “espíritu de Dunquerque” hace referencia a la solidaridad del pueblo británico en tiempos de adversidad, y al claro y enérgico llamado de Winston Churchill.

Se busca de manera urgente un liderazgo

 De no encontrar un liderazgo nacional unificador, la sociedad civil organizada no puede ni debe “bajar la guardia”, y está obligada, como lo ha hecho en grandes problemas nacionales (terremotos de 1985 y 2017), tiene que hallar desde una visión organizada, colaborativa y participativa la manera de agrupar en tiempo y forma los criterios correctivos y de difusión en materia de salud, economía, finanzas, y forzar a los gobernantes a seguir el rumbo conveniente a nivel nacional. No podemos esperar ya que están de por medio valores muy apreciados para nuestra sociedad, entre otros:  Bienestar, seguridad y libertad, en breves palabras el presente y futuro de nuestras nacientes generaciones.

Reflexión

“Los organismos de la sociedad civil, un fenómeno en sí mismo que se nutre del eterno deseo de la gente de conectarse y participar en los grandes problemas y oportunidades del país”

En este año del 2021 comenzó una década en la que “estamos ante variables con medulares impactos a la cultura de las organizaciones, lo que nos obligará a cambiar de programa o software mental”, y en un momento en el que las personas habremos de “ser más humanos” lo que nos permitirá pensar la solidaridad como un bien común básico.