- Todos los seres humanos seguramente somos genios para algo.
- Es más divertido triunfar que fracasar.
Habrá que encontrar para que somos geniales
Al parecer, lo difícil es encontrar ese “algo”. Sin embargo, hay hombres y mujeres iguales a nosotros que sí lo han logrado. Podríamos escribir una lista interminable de grandes personajes, artistas, políticos, deportistas, científicos, inventores e industriales que son reconocidos por los demás como personas triunfadoras. Pero sin duda existe una lista aún mayor de hombres y mujeres no conocidos que han realizado una vida plena y feliz, llena de sus propios objetivos y que deben ser considerados también como grandes triunfadores, aunque no conozcamos sus nombres, ni tengamos datos sobre sus vidas.
¿O no consideramos un triunfador al hombre o mujer que ha estudiado, que ha trabajado duro, que ha formado un núcleo familiar sólido y que, aunque no aparezca en las portadas de las revistas ni se le rindan homenajes públicos, ha logrado realizar sus objetivos?
El significado del triunfo, del éxito
Quizá nadie podría darnos una definición completa de lo que es el éxito, ya que cada persona, en cada época y país, el éxito ha implicado y significado cosas diferentes. Sin embargo, cada época, a excepción de la nuestra, ha tenido sus modelos, sus ideales. El santo y el caballero armado en la Edad Media; el cortesano y el artista en el Renacimiento; el científico y el explorador en el siglo XIX.
Podríamos considerar triunfadores ¿a Carlos Slim, quien creó el imperio económico personal más grande en el México de este milenio, pero que tiene que vivir permanentemente protegido ante un contexto de incesante riesgo personal?; ¿a un David Alfaro Siqueiros, quien en la primera mitad del siglo XX nos legó una visión del hombre en lucha, un patrimonio artístico de inmenso valor y que, sin embargo, pasó varios años de su vida en la cárcel?; ¿a Hugo Sánchez Márquez, quien de la noche a la mañana resultó un futbolista fenómeno, ganando en cuatro ocasiones el “Pichichi” máximo galardón del fútbol de España, declarado como el mejor futbolista mexicano, el mejor futbolista en CONCACAF y el número 26 del mundo en el siglo XX, y que ahora en el fútbol en México no es bienvenido como director técnico? Actualmente, aparte de los genios y triunfadores atormentados, parece que lo que hemos dejado como ideal es el “hombre adaptado”, sin problemas, que funciona bajo la carga de una gran tensión.
Pero la visión anterior no corresponde a nuestra experiencia. Lo que nosotros hemos visto durante muchos años – en la tarea de la consultoría, del reclutamiento de ejecutivos de alto nivel, en el mundo de los organismos profesionales de la sociedad civil, así como el haber disfrutado las entrevistas a 24 personalidades triunfadoras y conocer sus acciones para el éxito, publicadas en el libro ¡Triunfar es algo muy divertido! y tener la oportunidad de tratarlos, conocerlos, profesional y en algunos casos socialmente -, es que todos han llegado al éxito por caminos diferentes, con estilos a veces diametralmente opuestos que piensan, actúan y sienten de acuerdo a su propia personalidad e individualmente, y cuyo común denominador no es sólo que por lo general trabajen más que otros, que tengan una férrea disciplina, principios bien definidos, o que se atrevan a fijar sus objetivos, sino lo más sorprendente es que parezcan disfrutarlo enormemente.
Dos tipos de talento
Al pensar en esto, creemos que surgen dos tipos de talento: uno más o menos heredado, como el de los grandes genios o artistas que muchas veces vivieron trágicamente su creatividad, y otro talento para la vida, que parece estar ligado con el buen humor, con una disposición de apertura ante la vida. Posiblemente los triunfadores, los que todos reconocemos como tales, no sean diferentes a nosotros, sino que simplemente encontraron para qué o en qué eran geniales.
Por encima de épocas y nacionalidades, de características físicas y aptitudes sobresalientes, existen ciertos denominadores comunes que las personas de éxito comparten y con los que seguramente podemos identificarnos más porque han tenido que hacer frente al mismo medio el cual es al que nos enfrentamos nosotros todos los días.
Es más divertido triunfar que fracasar
Lo anterior fue una frase con la que contestó un presidente norteamericano electo cuando le preguntaron cómo se sentía después de haber ganado finalmente las elecciones tras una serie de derrotas electorales. Y es que esa frase encierra toda una filosofía y visión de la vida. Triunfar implica no sólo el gusto de la satisfacción, sino el placer de la convicción. Es esa convicción íntima lo que hace que la confianza que tienen en sí mismas las personas de éxito, las transformen en lo que desean ser. Es como si tuvieran conciencia de su destino, de sus potencialidades para transformarlas en capacidades; no niegan su vocación por conveniencia o debilidad. No se permiten ser injustos consigo mismas, se forman mediante sus propias elecciones.
Disfrutan los objetivos que se han trazado por sí mismas, no sólo por su finalidad, de hecho, pareciera como si nunca llegaran al final, pues saben que siempre se puede llegar más lejos. La suya es una evolución continua hacia la meta; mientras más logran, más desean en un sentido saludable del reto. Resuelven la contradicción aparente de estar siempre satisfechos consigo mismos, y al mismo tiempo, de tener el deseo constante de hacer las cosas todavía mejor. La actuación en sí misma es el objetivo y no es posible diferenciar entre el objetivo y su ejecución pues son una misma cosa: disfrutan el presente.
Son personas que, a pesar de haberse visto en situaciones de frustración, difíciles y amargas, o de injusticia, parecen tomar la decisión correcta para salir adelante. Los obstáculos les sirven para superarse, para conocerse mejor, para poder seguir creciendo y tomar nuevos retos al descubrir sus debilidades. Desarrollan mecanismos para superar las dificultades, en vez de perder energía en mecanismos de defensa para reducir el dolor, están viviendo plenamente, y no preparándose para vivir.
Este es el conjunto de algunas fórmulas, secretos y sueños de algunos personajes famosos, de ejecutivos y ejecutivas que nos han platicado sobre su lucha por ser mejores cada día. Este “cada día” es algo muy importante, ya que todos los seres humanos tenemos un número muy limitado de días que no se pueden volver a recuperar. Pero las personas que triunfan, que se autorrealizan, trascienden todos los días por su labor cotidiana que los acerca cada momento más a sus objetivos finales, a sus sueños, por lo que esto es más valioso que el tiempo mismo, es atreverse a ser.
Reflexión
Triunfar es una de las palabras más subjetivas y difíciles de definir. El concepto de éxito es diferente para cada persona en cada época, en cada país. Podríamos tratar de concluir definiendo el éxito como “El logro de los propios objetivos”, o “El lograr ser feliz” que finalmente es el objetivo universal.
De alguna manera todos los seres humanos seguramente somos genios para “algo”, pero el desafío es identificar y determinar ese algo; ¿nos hemos puesto a pensar alguna vez que posiblemente pudimos haber sido el mejor tenista o “quarterback” del mundo, pintor, o arquitecto? pero las circunstancias nos llevaron a ser un abogado (a), financiero (a), mercadólogo (a) o comunicador (a); sin embargo, lo que faltó fue el para qué éramos geniales dado que los y las grandes triunfadoras a las que todos reconocemos no son más que personas iguales a nosotros y que simplemente dieron respuesta a ese para qué.
Este es un aprendizaje que queremos compartir, y quizá este sea el principio del camino para que nosotros también podamos llegar a ser triunfadores.
Nota: Este texto reproducido como columna, forma parte de nuestro libro “Triunfar es algo muy divertido” Editorial Diana (1986). Autores Alvaro Acona (QPD) y Carlos Vargas H.