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Federico Torres

Los mecanismos del poder y la comunicaciĆ³n

En la actualidad los medios de comunicaciĆ³n derriban gobernantes, impulsan candidaturas, documentan investigaciones, generan Ć­dolos deportivos y de la farĆ”ndula.

Mucha tinta se ha corrido hablando del poder. Maquiavelo decĆ­a: ā€œEl fin justifica los mediosā€. Sun Tzu apuntaba:

“SĆ© extremadamente sutil, incluso hasta el punto de lo informeā€. Carl von Clausewitz, general de guerra, expresaba: ā€œLa guerra es la continuaciĆ³n de la polĆ­tica por otros mediosā€. PodrĆ­amos seguir repasando posturas sobre el tema y meditar sobre lo que dijo NapoleĆ³n o Alejandro Magno, hasta llegar a los lĆ­deres actuales, para delinear el concepto que define a la autoridad que una o varias personas disponen para llevar el mando.
Lo cierto es que no puede existir un poder que se ejerza sin los frenos de la Ć©tica y el sentido de la prudencia.

“El poder le permite a un actor social influir de forma a veces asimĆ©trica (donde siempre existe un mayor grado de influencia de un actor sobre otro) en las decisiones de otros actores sociales de tal suerte que las relaciones de poder estĆ”n enmarcadas por la dominaciĆ³nā€, dirĆ­a Manuel Castells, catedrĆ”tico de la Universidad Abierta de CataluƱa.

La capacidad relacional del poder (donde el poder no es un atributo, sino una relaciĆ³n) estĆ” condicionada pero no determinada por la infraestructura de dominaciĆ³n, como ejemplo de esto apuntarĆ© que las instituciones pueden mantener relaciones de poder que se basan en la dominaciĆ³n que ejercen sobre sus sujetos.

Por otra parte, el poder ha ido construyĆ©ndose de la mano de la comunicaciĆ³n dado que muchos de los ostentadores del poder han sido grandes oradores con habilidades casi histriĆ³nicas que motivaban a sus audiencias, mismas que reaccionaban otorgando grandes vĆ­tores a sus lĆ­deres. Adolf Hitler es ejemplo de un lĆ­der-comunicador eficaz que lograba conectar de manera mĆ”gica con sus huestes.

En la esfera de las relaciones institucionales es bien sabido desde hace algunas dĆ©cadas que la informaciĆ³n es poder. SĆŗmele usted amable lector a esto el surgimiento de una industria poderosa de los medios de comunicaciĆ³n, que, en muchas ocasiones, utilizando ese poder, adoptan el rol de Ć”rbitros de la vida nacional. Integre usted a esta ecuaciĆ³n el peso que hoy tienen las redes sociales y le podemos llamar a todo este modelo el nombre que lleva desde hace muchos aƱos: EL CUARTO PODER.

En la actualidad los medios de comunicaciĆ³n derriban gobernantes, impulsan candidaturas, documentan investigaciones, generan Ć­dolos deportivos y de la farĆ”ndula. Esto es parte del poder que tienen por sĆ­ mismos y en el cual deberĆ­an concentrase, evitando caer en la tentaciĆ³n de adoptar el modelo colateral, caminando de la mano del gobierno.

Una asignatura ha quedado pendiente para los directivos y dueƱos de los medios de comunicaciĆ³n a lo largo de los aƱos y esa es la producciĆ³n cultural que tanta falta hace y que muy poco se pauta en medios comerciales y estatales, lo que ayudarĆ­a a elevar el nivel de educaciĆ³n general. Hay algunos medios que ya trabajan fuerte en este sentido.

Dejando ya la parte del poder que tiene el sistema de los medios de comunicaciĆ³n, retomemos el concepto que tiene para la polĆ­tica.

Hay una frase que en la esfera pĆŗblica retumba siempre con fuerza y que a la letra dice: ā€œEl poder se ejerce y no se comparteā€, lo que significa que el lĆ­der con poder decide lo que hay que hacer y punto, situaciĆ³n que revisaremos a continuaciĆ³n dado que el poder absoluto tiende a degradarse.

El poder se encuentra frente a una encrucijada perturbadora y no en la gestiĆ³n o la consolidaciĆ³n del mismo, sino en la de su existencia, dada la apariciĆ³n de micropoderes que retan al poder absoluto, provocando olas tan fuertes que podrĆ­an causar cambios en la forma de operar en el Ć”mbito polĆ­tico, pero tambiĆ©n en el empresarial.

Los poderes que ejercen los seres humanos, en muchos casos son minĆŗsculos y repartidos en todos los Ć”mbitos.

EstƔn en las escuelas, los sindicatos, las cƔmaras empresariales, los clubes deportivos. Son poderes reales que, organizados, retan a los poderes formales, exigiendo mejores condiciones de vida.

En resumen, el poder absoluto ya no opera en solitario, los micropoderes han llegado para quedarse.

Nos encontraremos mƔs adelante.

Federico Torres LĆ³pez.

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