El neuromarketing es una de las áreas de la mercadotecnia más funcionales para las empresas. Apela a los conocimientos, herramientas y técnicas de la neurociencia para aplicarlas al marketing y obtener respuestas no conscientes del consumidor ante los diferentes estímulos, allí radica su efectividad.
Para lograrlo se vale de elementos como los marcadores somáticos, que de acuerdo con Martin Lindström en su texto “Compradicción, verdades y mentiras de por qué las personas compran”, son asociaciones entre dos elementos incompatibles, mucho más memorables que las asociaciones cotidianas que realiza el cerebro.
Ejemplo de esto es Energizer, ha impregnado en los consumidores la sensación de que esa marca es la que ofrece las pilas que duran más, “nada funciona como Energizer”, dice su slogan y se relaciona con un conejo rosa que nada tiene que ver con la durabilidad, pero que juntos crean esa sensación inconsciente de que se debe elegir esa y no otra compañía en el punto de venta.
En el mismo sentido Johnson and Johnson ataca directamente al marcador somático del miedo de las madres porque sus hijos experimenten el ardor en los ojos con el contacto del shampoo, por eso la marca ataca ese aspecto y destaca que su producto evita esa dolorosa situación.
Así, las marcas establecen una estrategia utilizando esas asociaciones sorpresivas e impactantes que resultan fáciles de crearse y que representan una inversión económica baja, por eso son tan recurrentes.
Est resulta tan efectivo que el artículo “How Customers Thinks” reveló que las decisiones de compra se toman en 2.5 segundos, de las cuales entre 80 y 90 por ciento se toman de manera inconsciente.