Las previsiones apuntan a que para el año 2035 tan sólo en el continente europeo habrá siete millones de drones de uso personal con fines recreativos y cerca de 400.000 profesionales lo que ofrece un panorama sobre el control e infraestructura que serán necesarios muy pronto para mantener la seguridad y orden durante el uso de estos aparatos.
Lo drones en Europa generarán negocios por valor de 14.000 millones de euros además de 110.000 empleos, por lo que se trata de un sector que necesitará actualizar de forma constante un marco regulatorio sobre el que ya se trabaja para que estos dispositivos puedan contar con sus propios aeródromos, pasillos aéreos, sistemas de regulación del tráfico y sus propias normas de circulación en la UE.
Son varias las empresas que tienen planes de iniciar sus operaciones con drones en los próximos años, por no citar los proyectos de pequeños vehículos voladores tripulados que quieren probar también prontamente empresas como Uber, Audi, Airbus e Italdesing.
Lo anterior da cuenta de la cantidad de dispositivos tecnológicos que pretenden surcar los cielos y la organización que ello requerirá para evitar el caos inicial en el tráfico aéreo, una vez que comiencen. Por ello se trabaja desde ya, desde las agencias gubernamentales, la UE y empresas y organizaciones relacionadas para anticipar los posibles y muy probables problemas que surgirán con estos aparatos, relacionados con la privacidad, seguridad, generación de ruido y de desechos (baterías) y muy especialmente el control del tráfico aéreo sobre zonas muy pobladas.
Para ello se ha pensado en el uso de una tarjeta SIM en cada dron, que permita tener la información fundamental del aparato así como plan de vuelo y rastreo de sus vuelo y cambios en el mismo, para tener un mejor control y se puedan evitar problemas o incidentes, además de permitir dar instrucciones u ordenes a los pilotos durante el vuelo de dichos dispositivos.
Tendrán sus ‘aeropuertos’
Se prevé que una vez que se multiplique su presencia tanto para transporte de mercancía como de personas, existirá la necesidad de contar con un espacio ‘propio’ similar a los aeródromos adaptados a las necesidades de los drones, así como pasillos aéreos que permitan una interacción ordenada y sin riesgos durante sus vuelos. Así mismo, se establecerán sistemas de información meteorológica pertinente para este tipo de aparatos, que les ayudará a ser más eficaces.
Y es que si hasta hace poco era una realidad lejana, la velocidad de adopción de esta tecnología en nuestro día a día es exponencial y parece no tener marcha a atrás. Pero hay que estar preparados.