La semana pasada Ruy López Ridaura -con quien nos familiarizamos en la pandemia por la conferencia vespertina sobre Covid-19-, director general del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (Cenaprece), presentó los resultados de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut), que “es la herramienta de planeación y evaluación más importante para construir políticas públicas para la toma de decisiones y, de esta manera, cerrar la brecha en el acceso a los servicios de salud”.

Lo primero que resalta de la más reciente Ensanut es una situación crítica en México, especialmente en relación a enfermedades como la hipertensión y la diabetes, que no son problemas nuevos, pero que se acrecentaron por la pandemia.

Así es, de acuerdo con la encuesta realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) de México, se estima que una de cada dos personas adultas en el país padece hipertensión, que es una condición difícil de tratar. Además, los índices de obesidad no han experimentado la reducción prometida por el gobierno federal, lo cual demuestra que no solo basta la publicidad y las buenas intenciones para abordar problemas de salud de esta gravedad.

Cabe hacer mención que la encuesta que realiza el INSP se aplica a nivel nacional a 8,000 personas, quienes son cuestionadas directamente sobre su estado de salud, nutrición y acceso a servicios de salud, así como la situación de los menores, entre otros aspectos.

A lo largo de más de tres lustros, las cifras relacionadas con la obesidad y la hipertensión no han mostrado mejoras favorables, a pesar de que justo la Ensanut en teoría se realiza para tener la medición y el cálculo de cómo está la población mexicana con respecto a las enfermedades en general, en particular las de carácter crónico, como las mencionadas y otras más, como el cáncer por ejemplo.

La Ensanut debería ser una guía para modificar las políticas de salud, pero lo cierto es que no ha sido así. La obesidad, en particular, ha sido utilizada por el gobierno federal como un tema central, como fuimos testigos durante la pandemia. ¿Cuántas veces el doctor Hugo López-Gatell nos recetó que la obesidad se había disparado en los últimos 40 años por la industria de comida chatarra, con alimentos ultra procesados plenos de sodio, grasas saturadas y azúcares?

Así ha sido, pero los resultados que muestra la más reciente Ensanut indican que las medidas implementadas no han tenido el impacto esperado. Tello critica que se haya señalado a los afectados en lugar de brindarles atención médica adecuada.

En cuanto a la vacunación, solo el 57% de los menores cumple con el esquema completo de vacunación antes de cumplir un año. Esto se debe a la falta de campañas suficientes y problemas en la adquisición de vacunas, que tienen que ver con logística, pero también con el presupuesto asignado a salud. El retraso en este aspecto es evidente, a pesar de que México y su cartilla de vacunación fueron alguna vez ejemplo de cómo se debía vacunar en el mundo.

Ante el caos imperante en el sector salud, el eterno desabasto de medicamentos e insumos clínicos y el paupérrimo presupuesto dedicado a este rubro, las políticas públicas de salud implementadas durante esta administración de la 4T han sido un fracaso evidente. 

Como dije en una anterior columna, estamos tan lejos del modelo de salud de Dinamarca como lo estamos a nivel geográfico de casi 10 mil kilómetros… Lo que más enoja son las mentiras que todos los días escuchamos en la conferencia matutina de la Presidencia, donde se afirma una y otra vez  que se están haciendo bien las cosas y que se están logrando ahorros millonarios a la vez que existe un subejercicio en la compra de vacunas y escasez de medicamentos por querer inventar el hilo negro.

Los datos de la Ensanut son alarmantes y si no se hace nada en el corto plazo, nuestro país se encamina hacia una situación crítica en enfermedades como la hipertensión y la diabetes, lo cual se traducirá, de manera inevitable, en fallecimientos a edades cada vez más tempranas. 

Todos sabemos que con la pandemia de Covid-19, la esperanza de vida se redujo varios años, lo que podría llevar -Dios no lo quiera- a que esta sea la primera generación en la que los hijos vivan menos que sus padres…

Ejercicio funcional a favor de la salud física y bienestar emocional

Ya que estamos en el tema de combatir el sobrepeso, la obesidad y la diabetes, incorporar la actividad física regular a nuestra vida cotidiana es fundamental, pues nos ayuda a activarnos, y con ello, prevenir la aparición de enfermedades cardiovasculares, la diabetes, algunos tipos de cáncer y padecimientos mentales. 

Un buen camino para lograr lo anterior es el entrenamiento funcional, es decir, ejercicios basados en los movimientos naturales del cuerpo humano, pues sabemos que un cuerpo funcional adquiere resistencia cardiovascular y respiratoria, fuerza y potencia muscular, flexibilidad, velocidad, coordinación, agilidad, equilibrio y precisión.

 Al respecto, Luis Ramírez, dueño y fundador de Fitness Motion -gym de entrenamiento funcional, personalizado, divertido y dinámico, ubicado en la ciudad de Querétaro-, recomienda tomar en cuenta tres puntos para potenciar el ejercicio funcional: 1) enfocarse en la técnica y forma, lo cual ayuda a para prevenir lesiones y maximizar los resultados; 2) trabajar la flexibilidad, estabilidad y movilidad articular, para asegurar la eficacia y seguridad en los movimientos; y 3) asegurarse de que la rutina incluya variedad de ejercicios y movimientos que trabajen en diferentes áreas del cuerpo, con el fin de evitar el aburrimiento.

 No debemos olvidar que la mejor manera de obtener salud es alimentarnos sanamente, hidratarnos y realizar actividad física de manera cotidiana, puesto que nos ayuda a mantener una buena salud en general, mejora la calidad de vida y el bienestar emocional.

Indetectable = intransmisible

 Aumentar el diagnóstico oportuno para disminuir la mortalidad de personas que viven con VIH, es uno de los objetivos de la campaña “Vivimos valientes”, sobre todo cuando, en teoría, la cobertura y servicios de salud están a disposición de todas las personas que lo requieran.

“Nuestro trabajo cercano con autoridades de salud, activistas y organizaciones de la sociedad civil, nos permite sumar al desarrollo de soluciones que contribuyen a lograr la eliminación del VIH”, declaró Diana Feliz Oliva, líder de Asuntos Públicos de México y Latinoamérica de Gilead Sciences México, quien además es la primera persona abiertamente transgénero en ser contratada por dicha firma en Estados Unidos.

Por desgracia, todavía persisten mitos, discriminación, falta de información y estereotipos que lo único que logran es inhibir a las personas a acercarse a los centros de salud y solicitar una prueba de detección de VIH y, con base en los resultados, tomar las decisiones necesarias de la mano del médico tratante.

Como sabemos, la comunidad trans es uno de los grupos vulnerables a la epidemia del VIH. Por ello, fortalecer el diagnóstico, de manera temprana, permite a las personas que viven con VIH ser vinculadas a alguna institución de salud para dar inicio al tratamiento elegido por el médico, con lo cual se puede lograr una mejor calidad de vida.

Hasta la próxima.

El Botiquín

Ahora resulta que debemos estar agradecidos por la mega obra faraónica de este gobierno en el sureste del país. No importa la destrucción de la selva, la ausencia de estudios de impacto ambiental, los millones de árboles talados y las comunidades indígenas amenazadas. Hace unos días, el antropólogo Diego Prieto, director del INAH, dijo en la conferencia mañanera: “El Tren Maya nos ha dado la oportunidad de realizar la más extensa investigación de salvamento arqueológico en la historia de nuestro país, producto de la cual generaremos nuevos conocimientos sobre las civilizaciones y culturas que florecieron en el sureste mexicano y articularon en su diversidad lingüística, social, geográfica y económica a la gran nación maya prehispánica”.