Para nadie es un secreto que al tiempo que crecen las opciones y tecnologías para conectar con el consumidor, la competencia en el mercado aumenta en una proporción incluso más acelerada.
Al mismo tiempo este fenómeno se desarrollo en entornos en donde los valores que eran privilegiados por los consumidores, tales como el precio o el renombre de una marca, han perdido fuerza ante conceptos relacionados con la experiencia, la personalización o la inmediatez en la entrega de una solución, los cuales se combinan con diversos elementos emocionales que hacen referencia a la filosofía y valores que profesa una marca, antes que el tamaño de la misma.
Diversos estudios alrededor del mundo hablan sobre este fenómeno. Por ejemplo, en el mercado mexicano de acuerdo con datos de Havas Media Group, el 59 por ciento de los consumidores considera el impacto que una marca tiene en el bienestar de las personas al momento de tomar sus decisiones de compra. En la misma línea, pero en Estados Unidos, el 51 por ciento de las personas evalúa el nivel de transparencia de las marcas antes de tomar una decisión de compra, según datos de Deloitte, mientras que según Havas Worldwide el 63.3 por ciento de los españoles eligen a sus marcas y productos en función de la honestidad y transparencia que representan, parámetro que se ubica incluso por encima de la innovación (45.6 por ciento).