La terminal aérea de TWA en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York, famosa por su icónico diseño a cargo del renombrado arquitecto Eero Saarinen, será convertida en un complejo hotelero en el año 2018.
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La también llamada “T5” del JFK fue declarada “Punto de referencia de la Ciudad de Nueva York” en 1994, y forma parte del Registro Nacional de Sitios Históricos de Estados Unidos desde el año 2005.
La compañía desarrolladora MCR Development invertirá 265 millones de dólares en construir un hotel de 505 habitaciones con varios restaurantes, un spa y una terraza de amplias dimensiones.
JetBlue será socio del nuevo complejo, que dará servicio a los pasajeros de todas las aerolíneas que funcionen en el aeropuerto y al público en general.
“Al tiempo que los aeropuertos se vuelven cada vez más competitivos, están entrando al negocio de los hoteles para pelear por turistas y viajeros de negocios”, dice el diario The New York Times. En los últimos 16 meses, los aeropuertos internacionales de San Francisco, Minneapolis, Baltimore y Atlanta han anunciado sus intenciones para construir hoteles dentro de las instalaciones aeroportuarias.
Steven Carvell, profesor asociado de la Escuela de Administración Hotelera de la Universidad de Cornell, dijo al rotativo que todos estos aeropuertos internacionales han captado el mensaje de “hacer del aeropuerto un destino en sí mismo”.
Y es que el mercado de los hoteles cercanos a los aeropuertos está en un momento de madurez. De acuerdo con la firma STR Research, la ocupación en este tipo de establecimientos promedia un 75 por ciento, comparable solo con los hoteles de las zonas urbanas.
Estos nuevos hoteles apelan a los viajeros que aprecian la proximidad a los aeropuertos más que a los centros urbanos, y tendrán en común todo lo que caracteriza a un hotel de cuatro estrellas: tecnología, restaurantes, salas de conferencias y acceso a los servicios de transporte público.
Otra razón por la que conviene a los aeropuertos tener un hotel a la mano es el aspecto legal. La abogada Barbara Lichman, especialista en casos de aviación para la agencia Buchalter Nemer, dijo al NYT que “la industria de la aeronáutica está constantemente lidiando con retrasos y fallos administrativos, y les resulta mucho más fácil hospedar a los pasajeros allí mismo”.
Nuestro país no es ajeno a esta nueva tendencia, ya que el proyecto para el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México contempla la creación de una “miniciudad” de servicios y comercio alterna con un parque industrial, hoteles, centros comerciales, y zonas de libre comercio, de acuerdo con la Manifestación de Impacto Ambiental del nuevo AICM, según reportó el diario El Financiero.
“La ‘Aerotrópolis’ ofrecerá oportunidades de desarrollo para bienes raíces comerciales de clase mundial para atender a los viajeros, empleados que trabajan en el aeropuerto y las comunidades en las cercanías”, explica el documento, y detalla que tendrá 730 mil metros cuadrados de desarrollo y habrá 500 mil metros cuadrados de hoteles y espacios comerciales.
La construcción del nuevo AICM concluirá tentativamente en el año 2028.