Tal vez hablar en público sea una de las cosas que más temes o, por el contrario, que más disfrutas hacer, sea cual sea tu postura, usar efectivamente tu lenguaje corporal será una herramienta que impulsará significativamente tu mensaje.
Todos los elementos que forman parte de tu presentación deberán ser de apoyo a la idea que deseas comunicar, desde tu vestimenta, tu tono de voz, la estructura de tu discurso, el material físico y por supuesto, tus gestos y movimientos.
Por esta razón, todos los estímulos que mandes deben comunicar lo mismo, así proyectarás una imagen profesional, segura y confiable con la cual generarás una mejor conexión con tu público.
Además, “hablar en público con éxito requiere pasión y emoción. Si estás emocionado, tu público también lo estará”, afirma Nick Morgan, autor de Trust Me: Cuatro pasos para autenticidad y carisma.
Por otro lado, para lograr coherencia y una alta credibilidad con tu discurso, tus movimientos tienen que verse tan seguros como tus palabras. Por ello, debes usar efectivamente tu lenguaje corporal al hablar en público:
Proyecta seguridad desde que vas a aparecer en el escenario. Entra dando pasos firmes, con una postura recta donde tus hombros estén hacia atrás, tu mirada al frente y mantengas una sonrisa en el rostro.
Haz contacto visual con toda tu audiencia. No importa qué tan grande sea tu público, cada participante tiene que sentir que lo miras. Lógralo cambiando de punto al que fijas tu vista a lo largo de tu presentación.
Eleva tus movimientos corporales. Toma en cuenta que también las personas que se encuentren hasta atrás deben alcanzar a ver tus manos. Si están demasiado bajas, perderás fuerza en tus palabras.
Desplázate en el escenario. Si el espacio lo permite, ve hacia un lado del pódium, dirígete unos momentos a la audiencia que se encuentra ahí, camina hacia el centro, mantente un poco y finalmente, ve al lado contrario. Procura hacerlo con ritmo, si no parecerá que estás nervioso en lugar de que estás aprovechando el espacio.
Muestra tus manos. Cuando lo haces, generas honestidad, confianza y apertura. Evita meter tus manos a los bolsillos, ponerlas detrás de tu cuerpo o no mostrar tus palmas.
Enfatiza tus palabras con tu cuerpo. Tus movimientos deben apoyar lo que estás diciendo además de verse auténticos y naturales, por esta razón, practícalos previamente para sentirte más seguro.
Evita crear distractores. Muchas veces los nervios pueden manifestarse cuando haces movimientos repetitivos como mover el pie o jugar con el control remoto, y ello puede robarte el protagonismo. Trata de ser consciente de ellos y redúcelos al mínimo.
Recuerda que todo comunica, por esta razón, usar efectivamente tu lenguaje corporal será la clave para impulsar tu mensaje, cuida cada detalle y disfruta al máximo lo que estás haciendo.