A muchos les habrá pasado. Tener que lidiar con supervisores que en vez de contribuir a mejorar el ambiente laboral o ser mínimamente agradables con sus subordinados, solo entorpecen el funcionamiento del grupo y de la empresa con su actitud.
De hecho, según un estudio de Gallup, tan solo en empresas estadounidenses, este tipo de jefes cuesta a la organización entre 450.000 y 550.000 millones de dólares al año debido a las fallas en producción y a la perdida de talento que suele huir de estos personajes.
De hecho según Suzanne Degges-White Ph.D. de Psichology Today, estos son cinco de los jefes toxicos con los que suele lidiar los empleados a todo nivel:
- El acosador o intimidador. Disfruta cuando humilla a los demás, es déspota al dar órdenes, abusa de su posición”.
- El hiperdetallista. No puede delegar, porque nadie logra hacer las cosas a su manera o con sus parámetros.
- El adicto al trabajo. No respeta horarios. Llama y envía mails (y espera respuesta) a cualquier hora.
- El ‘primero los número. Vive obsesionado con los resultados, lo que le lleva a confundir la finalidad con los medios.
- El que tiene favoritos. No suele ser justo y muestra sus preferencias con poca o ninguna consideración por los demás.
Según el Dr. Travis Bradberry señala desde LinkedIn, los jefes tóxicos son un problema para las empresas y organizaciones, afecta el clima laboral, los resultados e incluso la salud física y psicológica de los integrantes del equipo. Además, son negativos para fidelizar a los trabajadores.
Para evitar que esto suceda, por ejemplo desde el libro ‘Nuevo management para dummies’ se sugiere que este tipo de jefes participe en talleres sobre desarrollo de habilidades de liderazgo, motivación y gestión de equipos; así como sobre la dirección de proyectos, empresas y departamentos en tiempos difíciles.
Y es que, tal como se sugiere, también es cierto que muchos de estos jefes han pasado a ocupar una posición con personal a su cargo, sin tener preparación en este sentido.
Lo que no evita que muchos logren identificar en su historial laboral, jefes que son tóxicos por su arrogancia, altanería, soberbia, falta de apertura para aceptar otras opiniones, falta de autocritica o comportamiento de tirano.
Si se ha salvado de ellos en su carrera, felicitaciones. Si no es así, después de haber leído esto, puede que se sienta acompañado. Y si algún día le toca asumir una posición de mando, recuerde que hay demasiados jefes tóxicos. Evite convertirse en uno de ellos.