AsĆ y todo, en otros paĆses se vive con total naturalidad. En Estados Unidos, por ejemplo, no solo lo realizan las empresas sino tambiĆ©n las instituciones e incluso los ciudadanos.Ā
Como bien dice la consultora canadiense y experta en asuntos pĆŗblicos, MarĆa Laptev, el lobby es hacer que un gobierno actĆŗe, cambie o modifique una legislación. De esta forma, el cabildeo, se convierte en una herramienta mĆ”s de la democracia ya que permite que los polĆticos escuchen a los ciudadanos desde el momento en que se transforma en un canal para que los intereses de la sociedad lleguen a los tomadores de decisiones.
Bajo esta dinÔmica, series como Scandal, House of Cards o la maravillosa Borgen, han abierto la puerta para poner el ojo sobre esta actividad y analizar si es posible ejercerla de una manera ética.
En este sentido, los escĆ”ndalos que han rodeado y rodean al lobby en todo el mundo, son testimonio de la necesidad de regular su ejercicio o mejorar su regulación en el caso de los paĆses donde ya existe una.
En lĆnea con lo anterior, hay tres Ć”reas crĆticas e interrelacionadas en la regulación efectiva del lobby que son la transparencia, la integridad y la participación.
Por eso, el propósito de regularlo debe ser garantizar la transparencia del impacto de su ejercicio en el proceso de toma de decisiones, asĆ como la responsabilidad de los decisores por las polĆticas y leyes promulgadas.Ā
En definitiva, la regulación de los grupos de presión debe tener como objetivo garantizar condiciones parejas para todos de manera tal que los actores que participan en el proceso de toma de decisiones lo hagan en total igualdad y a travĆ©s de mecanismos especĆficos establecidos, justamente, para evitar posibles conflictos de intereses que puedan surgir de los intentos de influir en determinada decisión.Ā
Llegados a este punto, es importante seƱalar tambiĆ©n que la necesidad de regulación es solo uno de los elementos necesarios para garantizar un lobby justo, y que cualquier intento de regulación exige una disposición mĆ”s amplia de todos los actores involucrados para actuar de manera Ć©tica y responsable.Ā
Un democracia de calidad, en sociedades heterogeĢneas como las nuestras, exige un elevado grado de madurez por parte de todos. Esto implica tomar conciencia de que los problemas se gestionan y para hacerlo bien hay que escuchar a todas las partes involucradas, y establecer garantiĢas en la relacioĢn como la transparencia, la participacioĢn de todos y el acceso a los tomadores de decisión. En definitiva, si queremos avanzar en la mejor direccioĢn posible tenemos que dejar de ver al ejercicio Ć©tico y transparente del lobby como una utopĆa y comenzar a verlo como una posibilidad clara, necesaria y urgente.