Por Alvaro Rattinger
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Me parece que hace una dĆ©cada se pensaba que el mejor ejemplo de hacer marketing para niƱos se reducĆa a poner regalos en las cajas de cereal. EL tema merece por ende un poco de estudio, si observamos el nacimiento de los supermercados en MĆ©xico veremos que las prĆ”cticas de mercadotecnia para menores son relativamente nuevas, históricamente se han construido a base de tres grandes ejes, publicidad masiva, promociones en empaque y patrocinios. Hoy los canales de comunicación son muchos mĆ”s complejos y exigen un entendimiento distinto de las avenidas de comunicación.
El primer punto importante a comprender es que la ruta lineal de comunicación con los niƱos ya no existe, es decir, estĆmulo de mercadotecnia, punto de venta, padres/hijos, preferencia de marca, intención de compra y compra. Hoy la ruta se ha hecho mĆ”s compleja y se comporta como una matriz, es decir, no obedece un camino o sentido especĆfico.
Un niño en un avión
El mejor ejemplo de este fenómeno es observar a un niño en un avión, hace una década la comida era el centro de la experiencia de viaje, o mirar por la venta o tal vez visitar la cabina del piloto. Hoy el centro de la experiencia es el iPad de los padres (o el suyo propio). Lo mismo sucede en restaurantes, escuelas y parques. Es común ver a niños con cÔmaras fotogrÔficas, teléfonos inteligentes y tabletas. Hagamos una pausa, en este momento, mÔs de un lector pensarÔ que estoy limitando mi anÔlisis a un sector privilegiado de la población; sin embargo, al crear estrategias de mercadotecnia es común orientar nuestra atención a los vanguardistas del mercado. Este último escenario no incluye (por supuesto) a las estrategias de la base de la pirÔmide, tema que requiere un anÔlisis totalmente distinto al planteado en esta columna.
La relación de los niƱos y las tabletas es sólo un ejemplo del cambio de comportamiento de segmento poblacional, es cierto que los niƱos son distintos en muchos otros aspectos. Este movimiento estĆ” ligado tambiĆ©n a la concepción de lo que significa ser padre o madre de un pequeƱo, los mĆ©todos disciplinarios, comunicación y estĆmulos dentro y fuera de la estructura familiar no son los de antaƱo. Es importante considerar que el concepto de familiar nuclear en el mundo no es el mismo que en el periodo post guerra. De 1945 a 1960 los hombres y mujeres que sobrevivieron la guerra y tuvieron familias entendĆan la paternidad de una forma distinta a la actual.
En Latino AmĆ©rica los caminos de comunicación con el mercado mĆ”s joven se han sofisticado de manera burda, hay una expansión en el uso de medios y patrocinios, pero el modelo de āEn Familia con Chabeloā sigue siendo vigente y utilizado. Sin embargo, en economĆas del primer mundo el tema es otro, marcas como Disney han entendido que a travĆ©s de Apps de pelĆculas se estimula el brand awareness que con seguridad refuerza de manera importante el modelo histórico de Total Merchandising del famoso Walt Disney. Sin embargo, es opinión de un columnista que se ha ganado expansión en la estrategia, pero hay poca profundidad. Las experiencias de marca para niƱos se mantienen en meros esfuerzos por mantener a los padres tranquilos. Al repartir colores y material de dibujo o contratar un payaso se piensa que se cumple de manera efectiva, cuando en realidad sólo se estĆ” educando desde pequeƱos a los consumidores a que se les atienda con freebies.
El reto para los que trabajamos en marketing es crear experiencias inteligentes que sean un reto para los niƱos no sólo desde la perspectiva comercial sino desde la Ć©tica tambiĆ©n. La alternativa es preocupante y la opción incorrectaĀ (en mi opinión) serĆa la entrega de iPads a los niƱos al entrar a un restaurante con la esperanza de mantener como clientes a los padres.