Estados Unidos ha atacado la base aérea de Shayrat, ubicada al norte de Damasco, en el centro de Siria, tras la orden presidencial de Donald Trump, en la que se autorizaba a la Marina de ese país a lanzar 59 misiles Tomahawk, para destruir el lugar desde el que se ejecutó el ataque químico que ha dejado 86 muertos. Se trata del primer ataque estadounidense desde que se inició la guerra civil hace seis años.
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Durante la ofensiva realizada desde los buques estadounidenses USS Porter y USS Ross, ubicados en el Mediterráneo oriental, han muerto cuatro militares sirios, entre ellos un general de brigada de la Fuerza Aérea, y según AFP las instalaciones militares de las fuerzas de Bashar al Assad, han sido destruidas casi en su totalidad, para evitar nuevos ataques con armas químicas, al menos desde este punto.
Trump ha calificado esta acción que tuvo lugar a las 4:40 hora local, como “vital para la seguridad” de Estados Unidos, después de que la inteligencia estadounidense determinase que el ataque del martes contra la localidad de Jan Sheijun fue perpetrado con aviones de la destruida base aérea, conocida por almacenar armas químicas.
Durante la ofensiva, según el Pentágono, se pretendía disminuir la capacidad de ataque desde este recinto, donde los principales objetivos fueron los “hangares aéreos reforzados”, así como tanques de almacenamiento de petróleo, municiones, defensas antiaéreas y radares. Aunque no se atacaron lo que creen son depósitos de gas Sarín, para evitar poner en peligro a los civiles de la zona.
Se informó del ataque
Incluso se informó al personal presente en la base, donde numerosos rusos se encontraban, para que tomasen las debidas precauciones, pues según el gobierno estadounidense el ataque “no tenía por objetivo las personas”.
Así mismo, se ha declarado que el ataque no tiene planes de repetirse, pues ha sido una respuesta a la ofensiva química del martes pasado contra población civil siria, que busca disuadir al gobierno de ese país de nuevos bombardeos similares.
La reacción rusa
Por su parte, responsable del comité de defensa del Consejo de la Federación Rusa, Viktor Ozerov , ha calificado esta acción estadounidense como “Un acto de agresión contra un Estado miembro de Naciones Unidas”.
Según declaraciones de Ozerov a la agencia de noticias estatal RIA, “Los bombardeos estadounidenses contra la base aérea siria pueden socavar los esfuerzos en la lucha contra el terrorismo en Siria. Rusia pedirá una reunión urgente del Consejo de Seguridad”, además de amenazar con un posible cese de la cooperación militar en Siria entre los Ejércitos de Rusia y EE. UU.
El ataque a la base siria se da en momentos en que ha sido imposible lograr que Rusia apoyase la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para condenar el uso de armas químicas durante la acción contra la población de Jan Sheijun.
Y después de esto difícilmente lo logren, además de poner de manifiesto que la comunidad internacional está lejos de llegar a algún acuerdo que pueda ayudar a finalizar este conflicto que lleva más de seis años, con una cifra de muertos que según las distintas organizaciones se estima entre 300.000 y 500.000fallecidos y millones de desplazados que huyen del terror.