Las cifras de turismo global dicen mucho del comportamiento del consumidor post-COVID. Después de visitar Europa recientemente, es imposible evitar noticias relacionadas con el sobre turismo o over-tourism. Curiosamente, según las cifras de la Organización Mundial de Turismo, el 2023 marcará el año en el que los turistas regresen a niveles del 2019. Un buen ejemplo de la diferencia entre el 2019 y el 2023 puede encontrarse en Ámsterdam, una ciudad reconocida por el turismo global que ha decidido cerrar sus puertos a cruceros con el afán de disminuir los visitantes de corta estancia que sólo buscan un rato amable en la Zona Roja o el consumo de drogas legales en ese país. Otra muestra es Italia que ha visto cómo Venecia es arrollada por una estadística brutal, llegan 370 visitantes al día por cada habitante de la ciudad. Lugares menos conocidos como Sirmione en Lago Di Garda encuentran imposible acceder a sus hogares por la cantidad de turistas que caminan en las calles del centro histórico. Un habitante del primer cuadro me confesó que aunque vivía bien del turismo, lamentaba cómo sufría una hora para transitar una cuadra.

A esto se suma un calor infernal en el sur de Europa. En medio de una ola de calor sin precedentes que ha llevado a Europa a temperaturas incómodas. La ola de calor ha sido implacable, rompiendo récords de temperatura en Roma. El clima en Milán ha sido particularmente sorprendente durante esta ola de calor. Partes del norte de Italia fueron azotadas por granizos gigantes más grandes que pelotas de tenis esta semana, según funcionarios locales, mientras que las calles de una ciudad se vieron invadidas por un río helado, tan solo días después de que el país experimentara una ola de calor abrasador que rompió récords de temperatura en Roma.

Aunque el turismo es una fuente valiosa de ingresos para Italia y otros países del sur de Europa, la prioridad sigue siendo garantizar la seguridad de los visitantes y ciudadanos en medio de estas condiciones climáticas desafiantes. Las autoridades deben estar alerta y tomar medidas para abordar cualquier problema que pueda surgir debido a la combinación de la ola de calor y la afluencia masiva de turistas.

El turismo se ha convertido en una parte importante de los ingresos de muchos países. México presume este año cifras de crecimiento importante. Pero, ¿qué pasa cuando el turismo afecta la calidad de vida de las personas? En Ámsterdam, el problema del sobre turismo es tal que muchos locales me confesaron evitar el centro de la ciudad por completo.

El turismo sustentable es apenas una migaja del tráfico de búsqueda en Google con 2,900 búsquedas al mes. Cifra ridícula si se compara con el número de personas que viajan al año en este planeta. Países como Francia reciben más de 90 millones de visitantes que representan el 2.3 por ciento del producto interno bruto (PIB) en ingresos. No obstante, hay casos más extremos, las Islas Maldivas, un país de 520 mil habitantes, deben el 59.6 por ciento de su producto interno bruto al turismo. Según la Organización Mundial del Turismo, estas Islas recibieron en 2019 1.7 millones de visitantes, es decir, 3.2 turistas por habitante, lo mismo es cierto para Croacia que debe el 20 por ciento de su PIB al turismo.

Es fácil de condenar el sobre turismo en medios de comunicación, no obstante, su peso económico y la importancia que tiene en la generación de empleo requiere un análisis más responsable. Los retos climáticos en el Sur de Europa seguramente harán que se instalen más aires acondicionados más que limitar el número de turistas. Contra la realidad no hay mayor defensa, los países, economías y marcas siempre buscarán satisfacer al consumidor, hay una razón por la que el turismo es tan relevante, los consumidores quieren experiencias, eventos, fotografías e historias que contar. En un mundo inmerso en redes sociales les es lógico que la fotografía en la fuente de Trevi tenga mayor valor que el gasto en productos de consumo.