Por Alvaro Rattinger
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Marketing y polĂtica son temas que deben tocarse con cierta cautela. En ocasiones se piensa que no deberĂan mezclarse; sin embargo, sucede todos los dĂas. No es un tema exclusivo a un paĂs, la crisis de los partidos polĂticos es un fenĂłmeno mundial. El modelo de representaciĂłn popular está frente a uno de los retos más grandes de la historia. Si observamos a las generaciones con edad de votar más jĂłvenes encontraremos que existe un desencanto natural por la polĂtica. Esta generaciĂłn se caracteriza por estar acostumbrada de beneficios y satisfactorio casi inmediatos. En el mundo del gobernanza esto no sucede, es imposible.
Hoy la crisis de los partidos polĂticos y gobernantes está ligada a un cambio de civilizaciĂłn en la que se han destruido los intermediarios entre el gobernante y el gobernado. Hoy una persona comĂşn y corriente puede expresar su opiniĂłn a cualquier polĂtico sin mayor problema. Con sĂłlo prender twitter o Facebook se puede llegar a un candidato y transmitir molestia, preocupaciĂłn o satisfacciĂłn. Este no es el terreno natural de un polĂtico o gobernante (lĂ©ase, no son lo mismo). Los gobiernos prefieren de manera casi sistĂ©mica crear caminos lo más genĂ©rico posible para un paĂs. Esto obedece a la eficiencia de mensajes, es mucho más sencillo hablar a todos los mexicanos que atender a cada nicho de mercado.
El futuro de la mercadotecnia polĂtica requiere de personalizaciĂłn casi infinita de los mensajes. Cada gobernado tiene necesidades propias. El asunto es uno de suma digitalizaciĂłn, es esta la plataforma ideal para hacer llegar mensajes de alta especializaciĂłn. Pero no sĂłlo se trata de generaciĂłn de mensajes, cada vez más el uso de big data y modelos productivos dicta las estrategias de marketing polĂtico. No sĂłlo se trata de apostar a un candidato, es comprobar matemáticamente su aceptaciĂłn entre los votantes. Ante un pĂşblico objetivo que por naturaleza es apático hacia el segmento polĂtico se hace indispensable contar con cada voto posible. Los modelos de predicciĂłn de afinidad (fĂłrmulas matemáticas que determinan con que probabilidad se dará un fenĂłmeno) serán los nuevos asesores de marketing polĂtico. En el futuro cercano veremos discursos presidenciales que pueden cambian en tiempo real a partir del sentimiento de los receptores.
Los vehĂculos masivos de comunicaciĂłn tambiĂ©n se han visto rebasados por la necesidad de especializar y personalizar mensajes de marketing polĂtico. Los grandes ganadores han sido por supuesto Google, Facebook, Twitter y demás plataformas. Sin embargo, tambiĂ©n el uso de carteleras digitales será la norma en las prĂłximas elecciones de la regiĂłn. El mensaje podrĂa cambiar segĂşn el clima, pĂşblico receptor y dĂa del mes. El nivel de sofisticaciĂłn hará que los equipos de marketing polĂtico incluyan hordas de matemáticos y equipo de cĂłmputo. En lo personal lamento la tendencia ya que veremos menos ideas que sean honestamente de un candidato y más que son resultado de la conciencia colectiva y su probabilidad de aceptaciĂłn.
Ya existe la publicidad programática, tambiĂ©n es posible hacer consumer tracking con remarketing. Se hace evidente que en el cercano futuro las estrategias de polĂtica programática sean la norma. Es decir, cada mensaje se ajustará al contexto e intereses del votante potencial. La tecnologĂa existe sĂłlo falta la implementaciĂłn. El secreto estará en la configuraciĂłn de la campaña de marketing polĂtico de tal manera que las ideas no se contrapongan. No será bien recibido que las propuestas de un polĂtico sean de izquierda y derecha a la vez o que sean totalmente contradictorias, en especial si se trata de polĂtica exterior. Lo más probable es que la idea de un gobernante de izquierda o derecha desaparezca casi por completo y den lugar a la polĂtica basada en la correlaciĂłn positiva de temas. Por ejemplo, medio ambiente con regulaciĂłn corporativa o control de tipo de cambio y su relaciĂłn con acuerdos de libre comercio. Lo que se hace evidente es que la polĂtica y el marketing tendrán un matrimonio muy interesante.Â
En un mediano plazo veremos que las decisiones de gobierno serán resultado de real time data analytics y menos de preocupaciĂłn autĂ©ntica de la poblaciĂłn. Es decir, existe el riesgo de satisfacer preocupaciones inmediatas y perder de vista el objetivo a largo plazo. Me parece que uno de los roles más importantes de un gobernante o polĂtico es la visiĂłn que puede aportar con respecto a una ciudad, regiĂłn o paĂs. Es cierto tambiĂ©n que las marcas mundiales llevan sumergidas en este mundo digital un tiempo y que de manera natural la polĂtica apenas comienza su llegada. Pienso que el riesgo mayor es que el cĂłmputo cada vez más determine el rumbo de un paĂs —sucede ya en gran medida en las inversiones de bolsa — Vale la pena entonces recapacitar y leer el más reciente libro de Nicholas Carr The Glass Cage y entender que la automatizaciĂłn trae modernidad pero conlleva implicaciones importantes —en ocasiones nefastas— para la poblaciĂłn.