Sería impensable que esta industria no se sumara a la última tendencia, especialmente cuando a menudo nuestro trabajo es saber lo suficiente sobre una nueva plataforma para, por ejemplo, poder articularla en 280 caracteres o menos.

Hemos sido testigos de cómo las RRPP van adaptándose y desarrollándose en temas digitales, como el hospedaje en Clubhouse, producción de podcasts, crear gifs de Instagram y, más recientemente, el recurso del video en YouTube o la multiplicidad de opciones que existen para colocar formatos cortos.

Desde el momento en que Zuckerberg decidió cambiar el nombre de su compañía, el tema explotó e inundó los espacios en los medios, provocando ansiedad y confusión, pero no se preocupen, estamos todavía a tiempo para subirnos al tren.

Por ejemplo, algunas personas creen que es un mundo completamente conectado, no varios espacios virtuales diferentes e inconexos. También hay quienes consideran que puede incluir elementos autónomos como eventos y conciertos virtuales, y cuando estás completamente inmerso en ese mundo 3D interactivo, estás ‘en el metaverso’.

Se trata de un universo con una realidad digital alternativa, donde las personas pueden trabajar y jugar, incluso “vivir”, donde los usuarios estarán presentes virtualmente con otros y tendrán la capacidad de moverse entre espacios usando avatares y otros elementos digitales. 

Por eso es primordial, tener a su equipo trabajando con la misma concepción antes de adentrarse al metaverso, y así explorar diferentes formas en que es puede utilizar esta nueva tecnología para interactuar con sus consumidores. Muchas marcas ya lo están haciendo para mantenerse relevantes y reforzar su posición como líder.

Pero está claro que para introducirse en este espacio hay que llegar con objetivos precisos y medibles, que permitan tener seguridad sobre adónde queremos ir y así construir una ruta exitosa. Por ejemplo, parecería obvio, pero hay que conocer bien a la audiencia y me refiero a identificar sus hábitos y costumbres en este mercado en particular, y saber cuánto tiempo dedican al metaverso, dónde están, y cómo están gastando su tiempo y su dinero.

El siguiente paso es conocer los recursos disponibles. Las oportunidades en el metaverso son ilimitadas, desde bienes digitales y máscaras para avatares hasta los activos a la medida NFT (tokens no fungibles) e incluso, juegos interactivos y conciertos en vivo.

Es decir, se trata de crear un universo paralelo y completamente virtual, al que podremos acceder con dispositivos de realidad virtual y realidad aumentada, de forma que podamos interactuar entre nosotros dentro de él, y desde fuera con el contenido que tenemos dentro, ya sea vender productos virtuales, comprar un terreno, construir una tienda virtual en Decentraland o crear un nuevo juego en Sandbox.

Un buen camino para entrar al metaverso es asociarse y participar. Están sucediendo demasiadas cosas en este momento para convertirse en un experto de la noche a la mañana. Es por eso recomendable investigar qué están haciendo las marcas. La mejor manera de aprender es exponerse y participar. Decentraland es una buena opción. Solo hay que crear un avatar y recorrerlo. Ahí se puede conocer que están haciendo algunas de las marcas más conocidas.

Durante los próximos años iremos viendo cómo van lanzándose nuevos dispositivos que busquen conectarnos con esta nueva realidad virtual. La idea es que en el futuro sean muy completos y accesibles. Falta desarrollar ese universo virtual, y también la tecnología que haga posible que nos conectemos a él. También hace falta hacer que, cuando exista, esa tecnología sea asequible para todos.

Nunca es demasiado pronto para experimentar. Es posible que sus consumidores objetivo no estén en el metaverso todavía, pero probablemente lo estarán en algunos años, o incluso meses si las cosas continúan a este ritmo extraordinario. Por ello, como decía al inicio, dado el estado y velocidad de desarrollo de esta modalidad, estamos a muy buen tiempo para incursionar y experimentar en el metaverso.