Sobre todas las reacciones o reclamos derivados respecto del Ice Bucket Challenge, con todo el respeto que nos merecen dichos comentarios, la sustancia de la crítica permanece en el mismo nivel de superficialidad —o peor— que el de todas aquellas personas, famosas o no, incluidas las marcas, que se montaron en el momentum de la que sea probablemente la estrategia viral más exitosa de todos los tiempos.
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Y es que a pesar de que la causa detrás del reto sin duda es loable, el problema que radica en su codificación consiste en que se salió de toda proporción porque su origen es más silvestre de lo que uno pudiera imaginar y quizá por ello prevaleció un aura de frivolidad y protagonismo, en donde para muchos pudo ser demasiado contemplar a Cristiano Ronaldo perfectamente ataviado en calzones de marca para cumplir con su parte, o también ganarles ese sentimiento de “ni-al-caso” con el que los mexicanos juzgamos a Thalia, El Piojo Herrera o nuestra vecina por “desperdiciar el agua del mundo, cuando hace tanta falta en Sonora”, por ejemplo.
Lo que muchos especialistas de la materia ya sospechan es que más allá de la apología o la crítica, la campaña ha sido un rotundo éxito en términos de difusión, ya que de acuerdo con datos de Twitter —sin contar con las cifras de Facebook, Youtube u otras redes sociales— entre el 27 de julio y el 26 de agosto se han logrado casi ¡17,400 millones de impresiones!
El pico de popularidad del reto en Twitter se alcanzó el 21 de agosto con 819,599 menciones, sólo durante ese día.
No es todo, hasta el día de ayer, lunes 25 de agosto, la ALS Association, organismo que ha capitalizado el esfuerzo, reporta una recaudación de donaciones de $88.5 millones de dólares, 35.2 veces más que los $2.5 millones recolectados durante el mismo periodo del año previo.
Si lo anterior no te ha caído como balde de agua fría, pues todavía hay que saber que aparentemente no existe una agencia detrás de este fenómeno mediático. Según cuenta Josh Levin, editor de Slate, fue Chris Kennedy, un golfista de las ligas menores de Florida, quien conectó por primera vez, el pasado 14 de julio, el reto de la cubeta helada con el levantamiento de recursos para la ALS Association, antes de eso, el desafío se llevaba a cabo sin ningún propósito benéfico. El video se puede observar a continuación:
Sin embargo, cuando la cadena alcanzó al fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, quien a su vez nominó a Bill Gates, sucedió un lógico derbordamiento del fenómeno, en donde parte de su enorme éxito se identifica en los siguientes puntos:
1. Es un esfuerzo genuino, que como todo lo que esencialmente es viral, se da por adopción de la sociedad misma.
2. Invoca por nombre y apellido, por lo cual involucra personalmente y compromete.
3. Ofrece dos alternativas posibles, pero la mayor parte de la gente ha optado por responder con las dos, video grabarse y donar, debido a que entretiene.
4. Detona una respuesta inmediata, ya que ofrece sólo 24 horas para demostrar que se cumplió con el reto.
Así, más allá de que este fenómeno haya despertado la impaciencia o el enojo de muchas personas, quienes pronto encontraron el evento sumamente oportunista, calificándolo como un desperdicio o un esfuerzo mal orientado, lo que vale la pena anotar es que en términos de resultados al fenómeno no se le puede criticar un ápice.
Por otro lado, a pesar de que en el mundo existen muchas causas que abanderar, como la sequía, la pobreza, la epidemia de ébola en África, la escalada de violencia en oriente medio o lo que a uno se le ocurra como causa justa, la verdad es que la esclerosis lateral amiotrófica es una enfermedad devastadora, la cual no sólo afecta a quien la padece, en una larga y dolorosa agonía, sino que trastoca los pilares humanos, familiares y emocionales de los seres queridos.
De modo, que es posible concluir que si todos esos recursos serán bien canalizados para el bienestar de la sociedad, ojala existan más acontecimientos como el Ice Bucket Challenge, que bien se puede aguantar una semana de protagonismos y frivolidades por una buena causa y debo confesar que personalmente disfruté mucho lo que hicieron Bill Gates, Elon Musk y Charlie Sheen. El reto ahora será replicar algo similar para otras buenas causas.