“Lightyear” llega a cines y se convierte en la quinta entrega de la franquicia “Toy Story”. La película ha sido considera como una spin-off o derivada, aunque en realidad ésa es una manera muy simplista de verlo. “Lightyear” abre una puerta que no se había explorado antes y que les da a los estudios la oportunidad de expandir sus propiedades de formas distintas a cómo están haciendo los universos o multiversos y seguir aprovechando, por ejemplo, una franquicia que hasta el momento le ha dejado más de 3 billones de dólares a Disney-Pixar.
La diferencia esencial está en que “Lightyear” es una historia de la historia, mejor dicho, de uno de sus personajes. Pensarla como una spin-off es ponerla en la misma categoría que “El gato con botas” que se originó luego de su aparición en “Shrek 2”, pero aquélla lo que hacía es lo que se espera de un spin-off: hacer central y contar la historia de un personaje secundario. “Lightyear” no hace eso.
“Lightyear” no es la historia de Buzz Lightyear, es la historia del hombre que inspiró el juguete. Por hacer una comparación es como si la Barbie de alguna celebridad que se ha conocido a través de los juegos de una niña que no tenía porqué saber mayor cosa de ella o quizás sí, pero que ha estado inmersa en su dinámica de juguete, ahora se diera a contar la vida de Selena, Marilyn Monroe o Britney Spears, en cuyo honor se han hecho muñecas.
Este acercamiento de Pixar mira a los personajes de “Toy Story” como parte de una historia mucho mayor. Más allá de que abra la puerta para contar las historias de quiénes inspiraron a otros de los juguetes de Andie, con “Lightyear” se discute el universo en el que dichos personajes se desenvuelves. Es decir, se podría ya hablar de cómo es la “realidad” ahí y ello podría incluir, por ejemplo, alienígenas dado que Lightyear es un astronauta. “Lightyear” es la historia de la historia y es otra muestra más de cómo cuando parece que las ideas se están terminando, aún quedan puntos de vista por explorar y no es el único.
“Chip y Dale al rescate”, por ejemplo, hace un acercamiento similar. Aborda a las ardillas que protagonizaran la ahora serie de culto “Los rescatadores” como si fueran parte de un universo mayor. Ya no son los personajes animados, son los actores que los interpretaron y eso permite ver cómo es ese mundo donde conviven seres reales con animados y dónde las caricaturas muestran, en un perturbador paralelismo con el espectáculo, qué ha sido de ellos. Ahí está, por ejemplo, Peter Pan sufriendo el rechazo y olvido de un medio en el que no pudo adaptarse al crecer como les ha pasado a niños estrella como Maculay Culkin. Ahí está, Monterrey Jack, quién ahora, es un adicto al queso… y eso es sólo el punto de lanza.
“Lightyear” y “Chip y Dale al rescate” dan cuenta de que la historia dentro de la historia o la historia detrás de la historia es una puerta que antes no se había visto y que, con buenos resultados, se estará abriendo mucho, mucho más.