“Lo que ardientemente imaginas, entusiastamente emprendes, inevitablemente sucederá”  

Vamos a evaluar 2015 y planear 2016 como temas de liderazgo personal.

Las doce uvas es una tradición de origen español, extendida a otros países hispanoamericanos como México, consiste en comerse 12 uvas, una por cada campanada a las 12 de la noche del 31 de diciembre (Nochevieja). La imperecedera costumbre de comer las uvas al oír sonar la primera campanada de las doce, tendrá reunidas en fraternal coloquio a infinidad de familias, y todos á coro gritarán: ¡Un año más!”

Cuando el reloj marque las 12:00 de la noche del 31 de diciembre del 2015, y comiencen a sonar las 12 campanadas, personas en varios puntos del planeta digerirán en forma rápida las tradicionales 12 uvas, pensando en un propósito por cada uva, la cual será deglutida con avidez, al soñar de cada campanada, 12 en total, luego los abrazos y expresión de parabienes.

Después de varias decenas de celebraciones, he llegado a la conclusión de que el ritual es válido, emociónate y divertido, sin embargo poco eficiente, ya que 12 propósitos son difíciles de determinar en un momento como ese, casi imposible de recordar al día siguiente y consecuentemente difícil de cumplir.

Propuesta

Estamos seguros que podemos hacerlo de una forma más efectiva; para esto recomendamos que en forma previa a esta ceremonia de fin de año, de 12 campanadas y sus respectivas uvas, anotemos 3 o máximo 4 propósitos, tenerlos a la vista y por cada 3 o 4 uvas repetir el propósito, compartirlos públicamente y tenerlos visibles en casa, en la cartera o simplemente en el móvil; incluir la fecha de cumplimiento y en la siguiente celebración compartirlo en forma previa a la siguiente ingestión de uvas para el 2017. Esto permitirá concentrarse en los propósitos, no ahogarse digiriendo las uvas y concretar compromisos u objetivos definidos.

Los propósitos y su cumplimiento

En México y posiblemente en varios países del mundo somos muy dados a “prometer” u “ofrecer” acciones que sabremos necesarias para hacernos mejores personas y que en muchos casos no cumplimos. Este ejercicio que hacemos año con año podemos convertirlo en una verdadera catapulta de cambio, únicamente habría que darle formalidad; esta puede ser de manera muy sencilla; en una hoja con 4 columnas anotar lo siguiente:

1era Columna, el propósito, en una forma muy simplificada, que represente un objetivo a lograr

2da Columna, la fecha de inicio muy precisa

3era Columna, la fecha exacta de termino para dar por cumplido el propósito

4ta Columna, de descripción del cómo vamos a saber que se cumplió el objetivo

Lo importante de un propósito, máxime en fecha tan significativa como la llegada del año nuevo, es que estos sean alcanzables.

Como determinar nuestros propósitos

En el año de 1983 tuve la oportunidad de participar y disfrutar junto con mi equipo de trabajo en el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas A.C. (IMEF) de un taller de liderazgo que nos obsequió el Dr. Daniel Beltran Maldonado, (QEPD), Presidente del Consejo Directivo Nacional de dicha institución y consecuentemente persona a la que reportaba.

Buscando el Liderazgo Personal

El taller se titulaba “Liderazgo Personal” y su oferta consistía en una reflexión interesante que rezaba: Nadie podrá ser líder de otros sino comienza con el liderazgo de su propia persona. En efecto difícilmente podemos imaginar a un líder con falta de congruencia, de querer exigir a otros lo que él no cumple o no cumplirá.

Resaltamos que el taller se impartió en 1983 como parte de una estrategia establecida entre la dirección general a mi cargo y la presidencia nacional bajo la batuta del Dr. Beltran. Veníamos de un trágico año para la economía y las finanzas de país, 1982, año de la devaluación y nacionalización de la banca mexicana, lo que provocó un éxodo de asociados del IMEF, principalmente de integrantes del sistema financiero en México, y de algunas sino muchas empresas afectadas por la situación; esto golpeó las finanzas del IMEF y había que replantear la estrategia, las tácticas las acciones para cubrir un “hoyo profundo” anímico, de confianza, además de lo financiero y había que empezar por la gente.

El marco Liderazgo Personal

El taller duro 26 lecciones, una sesión cada viernes, durante 2 horas, las cuales consistían en trabajar con una metodología para fortalecer el liderazgo personal. Dicha metodología es enmarcada por los principios y valores universales de confianza, honestidad, compromiso, transparencia, veracidad, etc. Esto nos permite establecer una planeación personal alineada a nuestros valores, a nuestra misión, visión, objetivos de vida. Una vez determinado nuestro mapa de vida, se procede a determinar los objetivos bajo un sistema SMART.

El acrónimo S.M.A.R.T. (inteligente, en inglés), se usa como recurso nemotécnico para recordar las principales características que debe tener un objetivo, y por tanto, sugiere cinco sencillas normas para su formulación:

Somos seres integrales, no todo es trabajo 

El sistema de Liderazgo Personal nos ofrece la posibilidad de proyectar nuestros objetivos en forma integral, es decir, vernos como seres que requerimos cubrir varias áreas de nuestras vidas, y en este caso la metodología de Liderazgo Personal, nos pone sobre la mesa 8 áreas que generalmente cubrimos en nuestras vidas.

• Cultural
• Espiritual
• Económica- Financiera
• Familiar
• Profesional
• Salud
• Social
• Sentimental

Con un trabajo preciso deberemos determinar en cada área las acciones necesarias para que al transcurrir y concluir el año o el periodo señalado, podamos medir avances. El orden de importancia cada quien deberá determinarlo.

Salud: Primero la salud, es todo un tema la priorización de estas áreas, nosotros creemos que sin salud no hay nada. Si tenemos salud tendremos lo demás.

Espíritu: es el orden moral de nuestras vidas; no necesariamente es religión. Una persona espiritual es aquella que vive y se preocupa por el verdadero sentido de la vida y de la naturaleza del ser humano. A partir de preguntarse quién es realmente, por qué está en este mundo, si existe o no una misión en la vida, qué pasa luego de la muerte y si además de este cuerpo tenemos también un espíritu inmortal.

Familia: puede ser un tema importante para algunas persona, máxime cuando se cree y se fundamenta la vida en ese sentido social de la familia como núcleo central de una sociedad. Los tiempos cambian y hoy existen otras formas de ver la vida, mismas que respetamos.

Cultura: (En latín: cultura, ‘cultivo’) es un término que tiene muchos significados interrelacionados; en este ejercicio lo enfocamos al conocer, saber practicar, vivir las bellas artes, la excelencia en el gusto por las bellas artes y las humanidades, también la conocemos como alta cultura.

Profesional: La calificación de profesional no sólo está vinculada a los conocimientos o al título habilitante, sino que también puede hacer referencia al compromiso, la ética y la excelencia en el desarrollo de las actividades laborales o de otro tipo.

Económica- Financiera: se trata de uso de los recursos propios y los encomendados por terceras personas, así como la generación de riqueza a través del mundo del dinero, de su uso y destino.

Social: Como sujeto social, el ser humano requiere de la interacción y de la convivencia con otros seres humanos para educarse, desarrollarse y hasta reproducirse. No existe ser humano que puede vivir únicamente como individuo, aislado de los demás. De hecho, el ser humano adquiere su condición humana a partir de su vínculo con otros.

Sentimental, sexual: El ser como lo hemos vivido y aprendido no pude vivir en soledad y el tener una pareja lo estimula y catapulta a mayores logros. Al estar en pareja, una persona asume un compromiso con la otra.

Esta sencilla metodología está probada y comprobada su efectividad, eficiencia y cuando se desarrolla con calidad, con excelencia el resultado es de impacto personal con una consecuencia comunitaria, máxime si se aplica y vive en grupo.

Si queremos ser líderes de otros comencemos con nosotros mismos, y démonos la oportunidad de disfrutar cada fiesta de fin de año, colocando la cereza del pastel en nuestros propósitos del siguiente año, del siguiente ciclo de vida.

Bella oportunidad que nos da la vida de retomar caminos e impulsarnos a ser cada día mejores personas.