Todos los años, los propósitos de Año Nuevo están orientados a mejorar. Durante 2019, datos de una encuesta realizada por Mitofsky Group reveló los principales propósitos que tenían las personas en México para 2020. Entre ellos no figuraba uno de los más importantes: el liderazgo.
El número uno, referido por 15.4 por ciento de los consultados, fue el de ser mejores personas; posteriormente, tener o conservar la salud se impuso como el segundo y en tercer lugar era posible destacar el deseo de las personas por tener un bienestar familiar. Tras el top 3 de los propósitos de año nuevo, fue posible identificar otros también populares, como encontrar trabajo, estudiar, bajar de peso, emprender o ahorrar.
Al tener en consideración este tipo de aspectos es posible entender mejor algunas de las decisiones de compra que toman los consumidores al principio de cada año, como adquirir una membresía para un gimnasio o inscribiese a un curso o diplomado.
Sin embargo, se atravesó una de las crisis más fuertes que han sacudido al mundo durante los últimos años, la crisis sanitaria arrasó con muchas de las posibilidades de cumplir los propósitos, pero para 2021 hay uno de los propósitos que debería destacar al ser ideal para las nuevas circunstancias: el liderazgo.
En medio de la incertidumbre lo que hace falta es un verdadero líder, que tiene el enorme reto de generar cimientos sólidos en medio de la incertidumbre y de enfocar en qué se debe hacer mientras todo se soluciona, formando bases en las cuales todos pueden parar.
Aunado a esto, generan una seguridad psicológica, mientras la gente está desenfocada y con justificación, algunos padecen situaciones que tienen que ver con la vida y la muerte, así que la empatía debe fluir en los equipos, la solidaridad, pero también la responsabilidad.
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El liderazgo es un objetivo que en general se debe buscar, al lado de la empatía, es una especie de “luz” al final del complicado camino que ha marcado el 2020 y que en este primer día del 2021 hay que comenzar a aplicar.
Un buen punto de partida puede ser la que comparte el millonario Bill Gates en su perspectiva desde su popular blog GatesNotes e incluso en entrevistas, cuya filosofía para crecer en el mundo de los negocios ubica la capacidad de adaptación como una de las protagonistas: “las compañías fracasan por muchas razones. Algunas veces son administradas en forma deficiente, algunas veces simplemente no crean los productos que los clientes quieren. No obstante creo que el mayor asesino de una compañía, especialmente en las industrias de rápido cambio como la nuestra, es el rechazo a adaptarse al cambio”.