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De acuerdo con Worldometers, ya hay más de 35 millones de infectados por COVID-19 en todo el mundo, así como un millón de muertos
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Para el caso específico de México, según el Gobierno Federal, el conteo es de 765 mil confirmados, y 79 mil defunciones
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A lo largo de las últimas semanas, AMLO y su gabinete han reafirmado que la velocidad de la enfermedad se ha ido reduciendo gradualmente
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Una persona más en la administración federal mexicana acaba de dar positivo por COVID-19. De acuerdo con El Universal, que citó fuentes cercanas al gobierno, la jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Raquel Buenrostro, tuvo este resultado a la prueba del virus. Ante la información, la funcionaria señaló que no participaría en una reunión programada en la Cámara de Diputados. Se espera que entre a cuarentena, como recomiendan las autoridades.
Vale la pena destacar que Buenrostro, antes de recibir el resultado de la prueba de COVID-19, estuvo trabajando de cerca con otros funcionarios del Gobierno federal. Entre ellos, el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Específicamente, estuvieron cerca uno del otro durante la conferencia mañanera del 23 de septiembre en Palacio Nacional, hace casi dos semanas. Pero no hay razón para creer que pudiera haber infectado entonces al Ejecutivo.
Un AMLO enfermo de COVID-19: ¿Una situación que vale la pena considerar?
Si bien es poco probable que la cadena de contagios con la líder del SAT pueda llegar hasta el presidente de México, no se puede descartar la posibilidad de una infección de COVID-19. En un aterrador nuevo cálculo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de acuerdo con DW, ya el 10 por ciento de la población global podría haberse infectado del virus. Para abril, según la BBC, mil millones de personas podrían enfermarse antes de dar por terminada la pandemia.
A eso se suma el riesgo adicional de que el presidente de México no es muy afecto a seguir todas las recomendaciones sanitarias que se han emitido para el grueso de la población. Con la excepción de cuando ciertas marcas o agentes lo obligan a ello, AMLO no tiende a usar un cubrebocas regularmente. Estudios citados por Reuters y otros han reafirmado repetidamente que estas protecciones bajan de forma muy significativa la tasa de infección de la COVID-19.
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Ciertamente la protección que recibe AMLO y otros miembros de su gabinete o que son parte del Gobierno tienen mayores protecciones sanitarias que el grueso de la población. En datos de Infobae, se sigue un estricto protocolo de seguridad para evitar que personas enfermas de COVID-19 entren en contacto con el mandatario. Además de sana distancia en las reuniones, se monitorea regularmente la salud de quienes están en contacto frecuente con el tabasqueño.
¿Y qué pasaría si se llega a enfermar?
Pero tampoco sería la primera vez que un mandatario se enferma de COVID-19, a pesar de las medidas sanitarias extraordinarias que se toman a su alrededor. El caso más notable reciente fue el de Donald Trump, presidente de Estados Unidos (EEUU). De acuerdo con CNN, además de medidas similares a las que sigue AMLO en México, se realizaban redadas de sanitización en cualquier lugar que visitaba. Aún así, se infectó tras entrar en contacto con otra funcionaria.
¿Qué pasaría, entonces, si AMLO llegara a enfermarse de COVID-19? Hay una probabilidad muy alta de que su cuadro clínico sea severo. A sus 66 años, el presidente está en el rango con más probabilidades de desarrollar síntomas grave. En datos de los Centros de Control de Enfermedades de EEUU (CDC), no solo estaría en mayor riesgo de requerir hospitalización. A la vez, podría estar incluso en un mayor peligro de fallecer por las complicaciones del virus.
Sin embargo, el tipo de tratamiento que recibiría sería mucho más cuidadoso que el de otros pacientes de COVID-19 en el país. De todos los mandatarios que han dado positivo al virus, según Statista, ninguno ha fallecido. Más interesante sería ver si llevaría a que su respuesta a la pandemia sea más dura, como sucedió en los casos de Jair Bolsonaro o Boris Johnson. Sin embargo, considerando la gravedad de la crisis sanitaria, sería mejor esperar que no suceda.