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El marketing político ayuda a los aspirantes de función pública de todos los niveles a venderse mejor ante los ciudadanos.
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La estrategia como propuesta de valor, puede ser difundida a gran escala y repercutir en los resultados electorales.
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Para expertos que analizan este tema, los candidatos populares no pueden evitar la comercialización de sí mismos.
El mundo cree que la política sólo se resume a un proceso de transición hacia la democracia, la globalización, el desarrollo tecnológico y los cambios culturales o demográficos, pero para el escritor Andrés Valdez Zepeda el marketing siempre estará implícito, al menos así lo demuestra en su libro “Mercadotecnia Política de la A a la Z”.
Y es que para el experto y académico la mercadotecnia está ligada a los niveles de competitividad política de la sociedad y a la diversificación de los actores políticos que compiten por el poder del Estado, es decir, al nivel con que se usa el noble arte de vender de forma sistemática para posicionar otro tipo de marca, una personal y democratizada imagen de competitividad.
De acuerdo con este escrito, es fácil saber que mientras más se usan las estrategias de la industria en la búsqueda por libertades civiles y políticas que den pie al predominio del Estado de derecho, más será evidenciada la necesidad propiamente de la mercadotecnia
“En este sentido, la transición a la democracia iniciada a finales de la década de los ochenta ha significado, por primera vez para México, la conformación de un mercado político-electoral, el cual no existía antes con sus verdaderas y genuinas características”, explica en el autor en un breve preludio que invita a cualquier publirrelacionista, mercadólogo y polítologo a entender los pasos e impacto que dos disciplinas enfocadas en humanidades han logrado crear a lo largo de la historia mexicana.
Esto, ya que Valdez Zepeda analiza profundamente las elecciones ciudadanas que, por muchos años, representaban solo meros ritos protocolarios para acceder al poder, algo que llama la “creación artificial del Estado para consumo externo”, donde los electores no ejercían a plenitud sus derechos políticos, ni éstos eran respetados.
Sin embargo, con el acceso a la información y la inmediatez que hoy en día se tiene, además de método renovados de marketing, este panorama mutó, permitiendo a la democracia, por lo menos, crear un mercado político a través de la existencia de votos que valen y definen el carácter de la representación pública.
“El auge de la mercadotecnia política es el resultado de un momento histórico y político determinado, de un proceso global de desarrollo caracterizado por mayores niveles de competencia y pluralidad política”, dice este libro.
Para Andrés Valdez Zepeda, el proceso de cambio que se vive continuamente en México ha producido transformaciones importantes en los mercados electorales, algo que ayuda a analizar y leer la construcción de la ciudadanía que, al final de cuentas, es el consumidor de prácticamente todo.
Leer este libro es obligado para todo profesionista que se dedique a mapear la transformación cualitativa de los mercados a un nivel reputacional y personal en ruta a una madurez política que imponga otro tipo de mercadotecnia consolidada como herramienta estratégica para alcanzar y conservar posiciones de poder público.
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