Esta columna ha sido creada con dedicatoria a los creadores de contenidos y community managers. Una semana después de las elecciones, parece que un ciclo se cerró; el mismo día que se confirmó el triunfo de AMLO, también la Selección quedó fuera del Mundial, posterior a estos dos eventos la conversación digital se aligeró empezando un lento ritmo veraniego.
Sin embargo, es importante analizar el fenómeno lingüístico que resultó de los eventos de junio, desde este punto de vista hay mucho que replantear en la forma de comunicar los conceptos.
La realidad mexicana
Post elecciones la conversación se llenó de señalamientos a favor y contra los actores políticos, de pronto las menciones de la palabra “clasismo” se quintuplicaron en Google; las estadísticas comprueban que este concepto puso al descubierto múltiples formas de comunicación que la comunidad digital cataloga como inaceptables. Mucho se ha dicho sobre el pobre nivel de discusión que se maneja en redes sociales, en definitiva, reflexionar sobre el uso de estereotipos es el principio para elevar la conciencia argumentativa de los cibernautas. Las marcas jamás deben ir a favor de argumentos que denigren a nadie por su aspecto.
Lenguaje incluyente con la guía
Al mismo tiempo, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha actualizado su “Guía para el uso de un Lenguaje Incluyente No Sexista”, este 2018 las diferencias más importantes son las que se refieren a la comunidad LGTBIQ. Nuestra sociedad tan propensa a promover los estereotipos que enaltecen la fuerza, lo masculino, el #Yaytsa, también empieza a caer en la cuenta de sus vicios verbales. Todo coincide, las presiones de la FIFA, prohibiendo y sancionando la porra mexicana del saque de meta – el famoso grito de ¡eeeeeeeeh_ _ to! -. He seguido las conversaciones de algunos influencers tratando de derribar la idea de que “no es un insulto” y explicar porque sí ofende. Los argumentos de los defensores son tan ambiguos que en ocasiones se escudan en significados personales; cuando solo basta con ir a la raíz del concepto y comprobar que es ofensivo para un segmento diverso por su preferencia sexual. Los mismos ajustes de la CNDH también promueven el lenguaje para la equidad de género, sin exagerar, el castellano puede aplicarse bien como una idioma neutral para referirse a ambos géneros. El lenguaje debe ser un lenguaje común, un acuerdo de forma de comunicación.
Excepcionalismo
Hace unos días Álvaro Rattinger comentaba en su columna que hay un aire de frescura que parece enaltecer el espíritu mexicano. Coincido con él, con la reserva de que no sea llamarada de petate. Volviendo al ritmo de conversación habitual, es fácil encontrarse con haters de la época de las cavernas digitales. Es nuestro deber como constructores del lenguaje digital, promover desde la comunicación de las marcas, la equidad, el respeto y el valor de los seres humanos como principio básico de la conversación, que nuestro tránsito como creadores de contenidos aporte a la construcción de un mejor nivel de lenguaje… sin perder la diversión.
¿Se apuntan a la tarea? Hasta el próximo martes.