Buenos Aires, Argentina.- Con la idea de recibir mayor cantidad de turismo extranjero y, a la vez, ponerse a par de estrategias de otros países de la región, la Argentina reglamentó una ley que permite devolverle a los visitantes el 21 por ciento correspondiente al IVA en los hoteles.
A través de un decreto, el presidente Mauricio Macri dio luz verde a una norma que estaba vigente desde 2001, pero no había sido reglamentada.
A partir de ahora (en rigor, regirá en 60 días), los turistas extranjeros no pagarán el Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 21 por ciento cuando se alojen en los hoteles. “Se reintegrará al turista en el momento mismo del pago, de forma automática”, dijo el ministro de Turismo, Gustavo Santos.
La forma de devolución será inmediata a través de las tarjetas de crédito o debito emitidas en el exterior y no habrá que hacer ningún trámite.
“La oferta argentina se vuelve más competitiva, ya que el sector turístico es considerado como estratégico para el desarrollo del país y esta medida nos permitirá recibir a más turistas del mundo, generando más empleo y haciendo crecer nuestras economías regionales”, dijo Santos.
Con la aplicación de esta ley, que rige en gran parte de Europa y Asia, se pone en igualdad de condiciones con Chile, Uruguay, Perú, Ecuador y Colombia.
Los hoteleros ven positivamente la medida porque es una manera de mejorar competitividad frente al alojamiento ilegal, ya que será un buen negocio para el turista abonar con tarjeta y recibir la factura electrónica que habilitará el reintegro del 21 por ciento.
El Ministerio de Turismo apuesta a la llegada de 120 mil nuevos turistas extranjeros y un ingreso de divisas por 90 millones de dólares.
Una marca “Sudamérica”
La estrategia de Argentina del sistema de reintegro está enmarcada en la unificación del continente en una misma marca. Es que para los chinos, por ejemplo, los límites entre los países de Sudamérica no son claros y la idea es crear una marca “Sudamérica” que englobe las bondades turísticas de toda la región.
El objetivo es conseguir que paraísos como las Cataratas del Iguazú, el Sur de Chile o las playas de Brasil no sean “vendidas” en Asia por separado, sino en conjunto, como parte de un único viaje a Sudamérica.