Fue hace en marzo cuando diversos especialistas apuntaron a Brasil como el foco rojo de la pandemia de coronavirus sumándose a algunos países europeos y a Estados Unidos. Pero, semanas más tarde, estos dos países americanos y toda la región continental han sido marcadas con esta etiqueta debido a que los números de contagio de COVID-19 no han disminuido y la desaceleración aún no logra ser constante.

Al hacer una revisión de los datos más recientes publicados por el Center for Systems Science and Engineering (CSSE) de la Johns Hopkins University (JHU), entonáramos que cinco de los diez países con mayor casos de contagio son del continente americano; EEUU (4.2 millones), Brasil (2.4 millones), México (395.4 mil), Perú (375.9 mil) y Chile (347.9 mil).

La cantidad de contagios y las condiciones económicas -en el caso de LATAM-, así como la presencia de comorbilidades en la población, han derivado en un fuerte impacto a nivel salud pública, social y económico en la región.

LATAM, la más afectada

De acuerdo con un reporte realizado por Reuters difundido el lunes, Latinoamérica ya es la región con mayor número de contagios confirmados en el mundo con 4 millones 327 mil 160 casos, pues ha superado a Norteamérica que registró 4 millones 308 mil 495 casos -aunque sólo se considera a Estados Unidos y Canadá-.

La información destaca los casos de Brasil, México, Colombia y Argentina como los países donde se registran mayores afectaciones y aportan con mayor número de casos. La región registró 83 mil 605 nuevos casos en las últimas 24 horas.

En el reporte también e hace referencia que Brasil, México, Perú y Chile aparecen entre las 10 naciones con más casos a nivel global.

Mayor pobreza en la región

El convertirse Latinoamérica en la zona del planeta más afectada por numero de contagios a causa del coronarvirus, puede tendrá implicaciones económicas y sociales.

Al respecto, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advirtió el lunes que, si bien la región ya manifestó un deterioro en su crecimiento económico, saldrá más pobre por la pandemia del Covid-19.

De acuerdo con el organismo, esto ha contribuido a que se dispare el desempleo y el endeudamiento de los países latinoamericanos. En sus estimaciones apuntan que se experimentará una contracción económica entre el 8 y 10 por ciento en 2020, esto como producto de las medidas implementadas para la mitigación del virus.

El consumo lo resentirá

Evidentemente el consumo será uno de los principales afectados en la región, pues sabemos que la población priorizará sus necesidades y dejará de lado ciertos hábitos que están más relacionados con los gustos y estilos de vida.

Al respecto, un reciente reporte de Nielsen encontró que el 76 por ciento de los latinos están preocupados por el COVID-19 y alrededor del 51 por ciento estima que es muy probable que el virus permanezca afectando sus mercados, al menos durante los próximos cuatro meses o más.

En ese sentido, se resalta que aunque muchos gobiernos latinoamericanos han implementado políticas para subsidiar a los consumidores de bajos ingresos y las poblaciones más vulnerables, éstas no eliminan el riesgo de exposición al virus, pues para muchos de ellos “quedarse en casa es una realidad imposible”.

Por tanto, el reporte añade que “existe una profunda preocupación por las crecientes consecuencias humanitarias, económicas y políticas. El COVID-19 tendrá el mayor impacto en los consumidores que están menos equipados para manejarlo: aquellos que viven en extrema pobreza y desigualdad”.

De tal forma, refieren que entre los cambios en el consumo que han identificado, se destaca que “los consumidores latinoamericanos han cambiado drásticamente sus hábitos de compra a raíz de la pandemia, con grandes aumentos en las compras de despensa y productos de limpieza”. Adicionalmente, apunta que “los consumidores están comprando más en la mayoría de las categorías como resultado de la pandemia”.

Asimismo, advierten que “la mayoría de los consumidores en América Latina tienen menos dinero en sus bolsillos y se están volviendo cada vez más cautelosos cuando se trata de gastos futuros. Viven día a día y no tienen fondos adicionales para abastecer sus despensas”.