Escuchar atentamente a otra persona nos permite comprender y empatizar sobre su contexto, anhelos y preocupaciones. Sin embargo, como sociedad, a veces nos olvidamos de prestar atención a las voces de las niñas y los niños, aun cuando representan a una tercera parte de la población mexicana.
Es muy importante generar espacios de encuentro entre la niñez y los tomadores de decisiones, para fortalecer y generar medidas que atiendan las problemáticas que les aquejan. Cuando esto se propicia el aprendizaje es impresionante. Hace un par de días, Paola, Renata y Daniela, tres niñas mexicanas, expresaron su sentir ante el Senado de la República sobre la pobreza, inseguridad y violencia que perciben de su país.
Sus opiniones fueron muy valiosas. Pao expresó que “Cuando vemos en las noticias que desaparece un niño o una niña nos ponemos tristes y nos da mucho miedo porque podríamos ser nosotros”; Renata, por otro lado, manifestó su preocupación por el bullying que se vive actualmente en las escuelas “Nos preocupa que nos golpeen y amenacen y que nadie haga nada para protegernos”; asimismo, Dani demandó la intervención de las autoridades para que apoyen a las niñas y niños que realizan trabajo infantil y puedan asistir a la escuela.
Estos miedos no son infundados. Tan solo el año pasado se registraron casi 30 mil delitos en su contra; hubo siete homicidios diarios y, se estima, que diario 37 niñas y niños sufrieron violencia física. Además, hubo nueve feminicidios de niñas y adolescentes por mes.
Que las niñas y los niños sepan que viven en este contexto es muy doloroso, pero también nos obliga a actuar con mayor ímpetu y propiciar acciones que les permitan tener paz y respeto en sus entornos.
En Save the Children hemos pedido que se genere e implemente un Programa de Emergencia para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar todas las formas de violencias contra las niñas, niños y adolescentes; además, exigimos que se garantice la pronta impartición de justicia de todos los casos de niñas, niños y adolescentes que han sido afectados por la violencia, los matrimonios forzados, desaparecidos o asesinados; y, de igual manera, exigimos que se establezcan medidas para garantizar la no repetición de las graves violaciones a los derechos humanos.