Por Alvaro Rattinger
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Para los que viven en la década pasada es imposible contradecir que los smartphones y gadgets son más regla que excepción. Es un error importante pensar que estos aparatos están limitados a los altos niveles socio económicos del país. En Latino América el uso de telefonía móvil avanzada crece a tasas importantes que compiten con las mejores del mundo. En pocas palabras, llegaron para quedarse, son hoy el principal obstáculo entre la atención del consumidor y los mensajes de una marca.

El reto para los estrategas de mercadotecnia y publicidad no es encontrar consumidores que utilicen la tecnología sino descifrar los mejores momentos para entregar un mensaje. El primer paradigma que existe entre la comunidad de mercadólogos es que el uso de tablets y smartphones es distinto, por sentido común se deduce que el usuario utiliza más la tableta en casa y el teléfono durante el día. Sin embargo, un estudio de Flurry (la plataforma de estadísticas para Apps) los usuarios tienden a comportarse de manera similar entre un iPhones y iPads en el primer caso la hora pico es a las 9PM con 8.3 por ciento de uso y en el segundo a las 10PM con 7.1 por ciento. Un dato curioso del mismo estudio es una tendencia importante de uso de teléfonos Android por parte de Solteros y Corredores.

En términos de uso acumulado el tiempo que el consumidor destina a las aplicaciones móviles es importante, según un estudio de Arbitron los Hombres dedicaron en el mes de marzo de este año 25 horas con 53 minutos al uso de apps, que palidece en comparación a las 28 horas y 7 minutos del género femenino. La historia se hace más compleja si analizamos el uso de iPads versus iPhones entre géneros, en promedio una mujer asigna 27.8 por ciento más tiempo a su tablet que la contraparte.

Los datos demuestran que los usuarios tenemos una relación muy importante con nuestras tabletas y teléfonos inteligentes. Para los que necesitan una prueba más “visible” basta revisar los aparatos disponibles en las páginas web de las principales compañías celulares del país.

Objetivo claro, pocas opciones

Si bien desde el lado del consumidor la ecuación está resuelta es preocupante ver el limitado número de opciones con las que una marca puede contactar al consumidor en este espacio. Si se dedica un poco de tiempo al tema se verá que más allá de Apps y Mobile Ads los mercadólogos tienen pocas salidas reales. La promesa del marketing móvil se ha quedado atrás, inclusive el modelo de utilidades a partir de la venta de apps se ha cuestionado en más de una ocasión en los últimos meses. Esto no quiere decir que las apps no sirven, sólo indica que los usuarios no están dispuestos a pagar por ellas.

En América Latina el tema apenas comienza, al revisar el volumen de búsquedas en google de términos relacionados con la mercadotecnia móvil se comprobará un interés casi inexistente, en contraste el comportamiento de términos equivalentes en inglés observa un descenso en el volumen en los últimos 5 años. Este último dato genera preguntas importantes sobre nuestra posición como mercadólogos regionales.

Tal vez el problema es lo increíblemente pulverizado del mercado, no hay mucha coincidencia entre las apps de cada consumidor. Es casi imposible que dos consumidores del mismo “segmento de mercado” instalen las mismas aplicaciones más allá de los famosos hits. Es extraño admitirlo pero las marcas y el marketing se han quedado muy atrás del consumidor,  ¿será posible reducir la distancia?