La borrosa línea que existe entre la publicidad nativa y el contenido editorial, parece que continuará su falta de definición precisa, al estar destinando las revistas, cada vez más esfuerzos de su equipo editorial a la producción de anuncios nativos en vez de acudir a un equipo externo.
El Native Advertising Institute y la red de asociaciones y empresas de medios, FIPP, ha entrevistado a cerca de 150 ejecutivos de alto nivel (C-level) de revistas en 39 y un 68 por ciento de estos reporta que es su equipo editorial el encargado de producir los anuncios nativos.
Lo que sorprende es que la cifra duplica el 31 por ciento de aquellos ejecutivos que confían a su estudio de publicidad nativa, y casi triplica a los que encargan esta producción a un equipo separado dedicado a dicha tarea.
A pesar de este panorama, los directivos, están preocupados por la falta de división entre el lado editorial y el publicitario. De hecho, cerca del 50 por ciento de los participantes señalan que la mayor amenaza para el native advertising, era la falta de división entre lo editorial y lo publicitario. Más aun, un etiquetado pobre también es parte de las preocupaciones, para el 29 por ciento, según los resultados de esta investigación.
De hecho esta diferenciación entre aquello que es contenido editorial y lo que no, es importante y por ello ha sido incluida en una serie de recomendaciones publicadas en diciembre de 2015 por la US Federal Trade Commission (FTC) en la que señalaba la necesidad de que se indique con claridad la presencia de publicidad nativa. Y la forma más usual de hacerlo, según un estudio de MediaRadar, es a través del término“patrocinado” en un 54 por ciento de las ocasiones, seguido de “promovido”con 12 por ciento, aunque la falta de señalización, según los datos también se daba en un 12 por ciento de las ocasiones, seguido de “Presentado por”(6 por ciento), “provisto por”(5 por ciento) y “traído a ti por” (4 por ciento).