Estas colaboraciones conocidas en el mundo del PR como colaboraciones “ganar-ganar” se implementan desde grandes corporativos, asociaciones y marcas de diferentes industrias; entendiendo que funciona la tendencia de unir esfuerzos.
La unión de marcas se plasma aún en personalidades que no dejan de ser “marcas personales” altamente valiosas como artistas, especialmente cantantes que se unen para producir y vender álbumes y conciertos juntos a sabiendas de que de esta manera podrán amplificar sus audiencias e impacto.
Las alianzas impactan directamente en la reputación de una marca; por lo que es esencial hacer una previa investigación de quiénes son las posibles organizaciones o marcas con las que se está dispuesto a trabajar de manera colaborativa; desde el punto de vista de estilos de liderazgo, cultura organizacional, pilares y valores de marca, contenidos, mensajes, canales comunicación y sobre todo, revisar la percepción del público.
Proponer, coordinar y dar seguimiento a alianzas estratégicas desde el lado de las relaciones públicas implica gran compromiso y responsabilidad.
Por otro lado, la aparición de alianzas estratégicas entre sector privado y no lucrativo es cada vez más común, lo que refleja un replanteo por parte de las empresas sobre el papel de sus actividades sociales y sus interacciones con organizaciones sin fines de lucro. Existen diferentes motivaciones para llevar a las empresas hacia la integración de actividades filantrópicas en sus estrategias y operaciones; interactuar con las comunidades y las causas sociales puede tener impactos positivos a la identidad corporativa de quienes apoyan estas causas y, por ende, a su éxito comercial; ya que generar valor social puede ser una fuente importante de valor de negocios.
Las crecientes alianzas causa-empresa son un claro reflejo, sobre todo cuando estos acuerdos suelen ser financiados con el presupuesto del departamento de comunicación o marketing.
Las organizaciones sin ánimo de lucro están encontrando nuevas formas de unir fuerzas con otras organizaciones para consolidar activos, combinar actividades, compartir recursos y operar de forma más eficaz y eficiente.
Las actividades conjuntas proliferan, y las relaciones institucionales y sus recursos se comparten, de forma que con el tiempo la relación se convierte en un entendimiento basada en la confianza. Se trata de una integración organizacional basada en características similares a las de un joint-venture. Es mucho más complejo de gestionar que otras formas de colaboración, pero de mucho mayor valor estratégico.
Es fundamental ver, entender y ejecutar alianzas de manera clara, muy clara en donde quede por escrito lo que cada una de las partes se compromete a dar y a hacer. El seguimiento y la evaluación son fundamentales para poder medir los resultados.
Podemos concluir que negocios y organizaciones continuarán reuniéndose en alianzas estratégicas para crear valor para ellos mismos y también para la sociedad, más allá que la suma de sus partes, siempre que comprendan primero la misión y los valores de cada parte.