En este inicio de año, y con más de la mitad del primer mes avanzado, parece que esperamos con optimismo lo que puede venir en materia de mercadotecnia y de publicidad, a pesar de varios “negritos en el arroz” (o negrotes).
No me tachen de pesimista, pero no podemos desviar la mirada de lo que sucede a nivel local e internacional. Sabemos de sobra que el “Efecto Mariposa” es real, sobre todo con el fenómeno de la globalización, que hace al mundo cada vez más pequeño.
Eventos como la guerra que continúa en Ucrania, el conflicto armado entre Israel y Hamás (sin olvidar los conflictos en Burkina Faso, Somalia, Sudán, Yemen, Myanmar, Nigeria y Siria), la inestabilidad social en Ecuador, el asqueroso impulso de grupos de ultraderecha en algunos países europeos y americanos (volteen a ver a Milei en Argentina y lo que vendrá otra vez con Trump en EEUU), los altos niveles de actos
criminales en México (aunque no lo acepten “otros datos”) podrían hacer que tengamos una visión negativa a nivel global sobre lo que vendrá para este año y que se refleje en el comportamiento del consumidor.
Veamos si es verdad. Ipsos nos lo cuenta. Ipsos, la agencia internacional de investigación de mercados, publica, como lo ha hecho en años anteriores, sus predicciones del 2024 y analiza el balance del 2023 que hace la población de 34 países (incluye a México) y sus expectativas para el nuevo año, sobre todo en materia de economía, seguridad, tecnología y medioambiente.
Uno de los hallazgos es que los investigados sienten que el 2023 no ha sido el mejor año, pero lo perciben mejor que el 2022. El balance del año a nivel personal y familiar muestra que mientras un 53% afirman que 2023 ha sido un mal año, un 47% opinan lo contrario. Y no solo eso; hay optimismo en la opinión sobre cómo vendrá el 2024: un 70% a nivel global cree que el próximo año será mejor para ellos. O sea, hay una mayor percepción de que puede haber mejora y esto, de una manera u otra, genera una mayor sensación de confianza en la gente, que, tarde o temprano, se verá reflejado en sus hábitos de compra y consumo.
Cosa rara, pues la gente también se muestra pesimista frente al futuro económico. El 79% de media de los investigados piensa que los precios seguirán subiendo más rápido que los salarios en 2024. Sumemos a ello la inflación, donde las personas no esperan mejoras respecto al año pasado. Un 70% de la gente espera que la inflación crecerá más en su país.
En cuanto al desempleo, también hay una expectativa pesimista, pues el 68% creen que será mayor en 2024 y que, inclusive, la Inteligencia Artificial ayudará en ello y será una amenaza importante que provoque la pérdida de puestos de trabajo.
Otros hallazgos importantes:
2024 no nos hará más tolerantes con los demás
La brecha salarial continuará
“La inmigración seguirá aumentando en mi país” (los trístemente desplazados por delincuencia organizada, conflictos belícos, problemas económicos y sociales, crisis climática, etc.)
Una creciente preocupación por el cambio climático (existe un enfoque generalizado de que lo que hemos vivido hasta ahora es solamente el comienzo de la emergencia climática)
El 41% espera utilizar menos las redes sociales
Este 2024 se vislumbra como un año de transformación acelerada. A medida que avanzamos en una era marcada por la velocidad del cambio, las tendencias emergentes y las dinámicas socioculturales, las empresas se enfrentan a la imperiosa necesidad de adaptarse y anticiparse a las demandas del mercado, tal como debieron hacerlo desde años anteriores.
A nivel global, debemos tomar en cuenta la conciencia del consumidor consciente, donde la ética y la sostenibilidad adquieren un papel protagónico. Las marcas que abracen valores responsables y prácticas sustentables ganarán la preferencia de consumidores cada vez más comprometidos con el bienestar del planeta. Este cambio no solo representa una oportunidad para las empresas, sino también un desafío: la autenticidad será crucial, y las estrategias de marketing deberán reflejar un compromiso real, alejándose de enfoques meramente superficiales.
Otro aspecto clave es la digitalización acelerada, impulsada por la pandemia y consolidada en el 2024. La tecnología se convierte en el hilo conductor que entrelaza la experiencia del consumidor y la eficacia publicitaria. La personalización de contenido, basada en datos recopilados éticamente, será esencial para cautivar a audiencias cada vez más exigentes (sin referirse a la sobreexplotación de las redes sociales).
En conclusión, el panorama para 2024 trae desafíos emocionantes y oportunidades cautivadoras para la mercadotecnia y la publicidad a nivel global y en México. La clave reside en la adaptabilidad y la comprensión profunda de las tendencias emergentes. Aquellas empresas que se animen a actuar con agilidad, integridad y una perspectiva centrada en el consumidor, estarán mejor posicionadas para no solo
sobrevivir, sino prosperar en este año de transformación.