En los pasados seis meses los formatos audiovisuales y digitales se han adueñado del interés del ciudadano, quien ahora, ante el confinamiento, se encuentra la mayor parte del tiempo interconectado convirtiéndose en una aspiradora de información. En independencia de que algunos ganemos peso ante la falta de un ejercicio regular, también ganamos algo de obesidad informativa, algunos la llaman infoxicación que no es otra cosa que el acto de consumir sin ningún recato, toda clase de información, la cual no nos nutre convenientemente.

Estamos ante un dilema, estimados amigos lectores de Merca2.0, pues no hemos sabido curar esta amplia gama de información; ante el monotema que nos inunda llamado coronavirus, el ciudadano se encuentra inerme y recibe un caudal noticioso que le lleva a la saturación y al descontrol emocional en muchos casos. Como la ha llamado la OMS, la infodemia se ha distribuido sin límite, sin método ni objetivo, el cual debería enfocarse en informar sobre la evolución de la pandemia para una buena toma de decisiones del receptor y no al contrario. Pareciera que buscan desestabilizar emocionalmente y jugar con la mente del lector, como en los viejos tiempos. Lamentablemente esto se ha hecho sin objetividad, editorializando y solo alarmando sin sentido de la prudencia. Incluso, sin verificar ni precisar fuentes. He aquí la encrucijada.

Lo cierto es que las redes sociales, como en un auto de fórmula uno, arrancaron en primer lugar ganando la pole position en la parrilla de salida, y no han soltado el pódium desde que la emergencia sanitaria inició; ya lo hacían antes, pero con esta triste eventualidad, ha quedado probado la potencia del motor que estas usan, pero también en muchos casos, la estrategia de manejo que llevan.

Twitter, Facebook y Whatsapp se ha utilizado masivamente para circular distintos tipos de información, e Instagram, YouTube y ahora la sensación el Tiktok se presentan como la pit stop, en este caso para tomar un brake y entretenerse.

En esta carrera, los medios impresos, la radio y la televisión, están haciendo lo propio en sus plataformas digitales.

Por otra parte, la buena gestión de la crisis sanitaria nos ha revelado nuevos modelos de liderazgos en donde se han destacado líderes sencillos y auténticos como Jacinda Ardern, la primera ministra de Nueva Zelanda, Andrew Cuomo, gobernador de Nueva York, quienes se han ganado a pulso el afecto de sus gobernados precisamente por su autenticidad y grado de cercanía. Yen anteriores ocasiones hemos hablado de Angela Merkel aunque ella también gana la asignatura de la efectividad. Lo cual nos da un patrón de conducta, el nuevo liderazgo debe ser genuino, debe contener grandes dosis de sencillez, cercanía, pero sobre todo, efectividad.

Con este panorama confirmo lo que les he manifestado antes, los mensajes e información sin emociones no valen nada. No basta ahora con inundar de datos la realidad, pues hemos visto que hoy tenemos más dudas que certezas acerca del término de la pandemia y el encuentro de la tan anhelada vacuna. La inconsistencia de las cifras en el mundo sobre esta gestión no han provocado otra cosa más que ensombrecer el firmamento.

Una de las soluciones es que ante tanto ruido, algunas empresas han sido inteligentes y han tomado el camino de la buena ciudadanía al ponerse del lado de las personas, lo cual compromete al resto de los sectores a hacer lo mismo, responder a las necesidades de la gente sin mostrar del todo el ángulo e interés comercial sino el afectivo y solidario, ese es el camino para la superación de la crisis.

En esta carrera, como en toda historia, hay amenzas, oportunidades, victimas, villanos, soluciones y héroes. Juzgue usted.

Nos encontraremos más adelante.