La mercadotecnia provoca que las empresas enfoquen su atención en lo verdaderamente importante para alcanzar el éxito: el cliente. Producir lo que el mercado necesita, promocionarlo de manera que conecte con el consumidor, distribuirlo para estar en el lugar y momento correctos, asignarle un precio justo y competitivo, todo esto y mucho más sucede dentro de nuestra economía gracias a los esfuerzos de un departamento de marketing.
Estas acciones derivan en mayor competitividad entre marcas y servicios, lo cual se refleja siempre en beneficios para el consumidor. Este proceso sin la participación de un mercadólogo es simplemente impensable. Pero, ¿qué herramientas o características convierten a un profesional de marketing como alguien fundamental en cualquier proceso creativo o comercial? Aquí te decimos algunas:
ALTAMENTE ORIENTADO A OBJETIVOS
Abrazar las metas de la compañía como propias. Emprender y proponer acciones paralelas a la toma de decisión de los altos directivos; un ejecutivo del marketing debe demostrar su pasión por la labor en todo momento. El amplio conocimiento de su mercado le permitirá enfocar sus tareas al cliente, apuntando con mayor precisión al punto que lo lleve al logro de cada objetivo.
CREATIVO, ANALÍTICO E INTEGRAL
El mercadólogo actual necesita poder ir más allá del diseño y ejecución de una estrategia. La creatividad marcará una gran diferencia, será la clave en todo; una vez reflejada en el trabajo, hará que los clientes hagan una comparativa frente a la competencia. Por otro lado, el mercadólogo debe tener el toque de analizar el entorno económico, social y laboral, para de cierta forma adelantarse a las consecuencias con planes de acción y reacción, manejo de crisis y generar la retroalimentación debida para continuar con la ejecución de la estrategia principal.
APRENDIZ CONSTANTE
El mercadólogo se encuentra en constante preparación, pero más importante aún, está consciente de que jamás dejará de aprender. A lo largo de una carrera profesional, los mercadólogos van creando un bagaje como resultado de las distintas empresas y sectores con los que está en contacto; el trato con distintos clientes, personalidades; además de la diversidad de culturas corporativas con las que puede llegar a tener contacto, van creando una ‘personalidad’ propia que se refleja en el trabajo diario.
¿CÓMO PUEDE UN MERCADÓLOGO DESARROLLAR ESTAS HABILIDADES?
Partimos del punto en el que existen habilidades innatas y otras adquiridas, son estas últimas las que el ejecutivo en marketing puede despertar y desarrollar a través de distintos métodos y programas, todos ellos basados en el estudio.
En el plano académico, es recomendable que un mercadólogo estudie un posgrado (maestría, MBA, doctorado), que actualice sus conocimientos con nuevas teorías y estudios que le brinden una completa visión del mercado, y no solo en temas relacionados al marketing, sino en finanzas, recursos humanos, administración, comunicación y tecnología.
En este ámbito, nuestro país cuenta con una amplia gama en oportunidades de estudio, enfocadas en lograr que el mercadólogo desarrolle habilidades directivas que lo pongan frente a la competencia. Son diversas instituciones educativas las que hoy en día cuentan con programas en habilidades de esta índole, cuyo plan de estudio se actualiza de manera constante para fomentar la educación continua en los ejecutivos de marketing. En el terreno de la actualización y abanico de posibilidades, encontramos sumamente posicionado al Tec de Monterrey, que recientemente ha incluido en su oferta educativa, una serie de posgrados como Neuro Leadership, Diseño y Ejecución de Estrategias Directivas, Desarrollo Integral Directivo, Top Management, y como muestra de la actualización de esta oferta ante las más recientes tendencias del mercado, encontramos un diplomado de “Líderes Millennials para el Cambio Constante”.
El talento y potencial de un profesional de la mercadotecnia deben pulirse constantemente. La educación continua es imprescindible en este proceso y las oportunidades siempre están presentes, basta con juntar dos elementos esenciales: decisión y dedicación.