Las tabacaleras han enfrentado desde hace años el rigor de los gobiernos, quienes les imponen gravámenes, aunado a la constante campaña en contra que tienen por parte de organismos civiles y organizaciones no gubernamentales, quienes exhiben sistemáticamente con pruebas los daños que ocasiona para la salud una actividad como fumar.
Ante dicho panorama, las tabacaleras buscan sortear las sobreregulaciones tratando de encontrar opciones de menor riesgo para la salud. Recientemente, Phillip Morris International (PMI) relanzó su imagen bajo la pregunta “¿cuánto tiempo estará la principal tabacalera del mundo en el negocio de los cigarros?”, la cual vino acompañada de una inversión de 3 mil millones de dólares para la creación de un centro de investigación, donde la compañía desarrolla alternativas de riesgo reducido.
Entre las estrategias de Phillip Morris, British American Tobacco y Japan Tobacco está el crear un cigarro que lo consuman los fumadores pero sin quemarlo, es decir, las tabacaleras pretenden que sus productos insignia no liberen componentes tóxicos, los cuales son identificados como la principal causa de enfermedades como el cáncer de pulmón.
En 2014, PMI lanzó su primer dispositivo sin combustión, el cual vendió en 19 países, y ahora cuenta con 1.4 millones de usuarios, mientras que las demás tabacaleras han intentado desarrollar productos diferentes a los tradicionales.
Lo que están realizando las tabacaleras es lanzar productos alternativos a sus cigarros, además de anunciar que están creando centros de investigación, con los cuales aseguran crear productos de vanguardia pero con nicotina.