@morawar
Las redes sociales siguen transformándose a cada momento y el uso que le da su público es lo que provoca que las redes cambien, se adapten, tomen nuevas formas y busquen otros objetivos diferentes a los originales.
Es ya conocido que el uso de Instagram se encuentra en los primeros lugares de popularidad entre los usuarios de este tipo de herramientas. En un estudio de globalwebindex.net hecho a inicios del 2015, Instagram ya se encontraba en el quinto lugar, tanto en usuarios de internet como los activos de la misma red social, detrás de Facebook, YouTube, Twitter y Google+
La finalidad principal de Instagram, que tiene que ver con crear, compartir, editar y comentar fotografías, se transforma, y no por la intención del mismo medio, sino por el decisión de un sector muy importante de sus usuarios, el público joven/adolescente, que no abandona la red social, pero si la utiliza como acompañamiento o complemento de otra red que ya se está haciendo más popular que la primera, que es el FINSTAGRAM.
Un gran grupo de jóvenes que maneja una “doble vida” con una “doble cuenta”.
Mientras conservan su cuenta con Instagram, pues ésta les sirve para mostrar su lado “bello” o aspiracional y de una forma más pública y abierta, por otro lado tienen su cuenta en Finstagram, con un acceso más privado y con fotografías más apegadas a su vida real (fotografías que se toman cuando están recién despiertos, no maquillados, sin peinar, en el baño o en situaciones que no mostrarían de forma tan pública o masiva, sino solo a quien le tengan más confianza).
Parece ser que la motivación para este sector de usuarios de redes es que ya no solamente están interesados en mostrar una vida de glamour y pose, sino mostrarse también en el ámbito más privado como en realidad son, sin tener que enseñar una vida artificial.
El Fake Instagram, o Finsta, como también lo llaman, va tomando más popularidad y el fenómeno ya se analiza desde hace un poco más de un año en medios especializados, blogs, portales o masivos como el New York Times, Elle o El País. Un fenómeno del mundo digital actual, social y de moda inclusive.
Esta tendencia adoptada por los adolescentes no tiene el objetivo de lograr miles de likes o de seguidores. Al contrario, los seguidores son mucho menos de los que se esperarían para cualquier red. Si en Instagram buscan tener en promedio más de 2000 seguidores, en el Finsta con 50 serán suficientes.
Finstagram existe para ya no fingir una vida perfecta a través de las fotografías “con filtro” en las redes sociales.
Estos adolescentes se quieren mostrar auténticos. De hecho, con una realidad cruda y que sale de los parámetros de lo “políticamente correcto”.
¿Será esto el futuro del complemento de otras redes? Pues ya será el momento de que por lo menos las marcas que llegan a este público se vayan dando cuenta que pueden (o deben) buscar lo auténtico, sin tanto “maquillaje”, para comunicarse con sus públicos.
O de plano pensar, si valdrá la pena o no identificarlos como un segmento más (¿otro?)
Cierro con este testimonio sacado de smoda.elpais.com y que se refiere a un usuario de Finstagram:
“Se trata de mostrar la vida de dos maneras: por un lado está el ideal, en el que se muestra lo que quieres que la gente piense de ti y luego en tu Finsta puedes ser de una manera para que la gente diga: oh, además de ser cool en Instagram en Finsta es divertida y real”
Aquí las opiniones de otros usuarios de Finster: