Hubo un tiempo en que una secretaria aspirante a una posición debía, a fin de conseguir trabajo, manejar taquigrafía y mecanografía amén de ortografía y archivonomía. Cuatro competencias que hoy no serían vendibles (a excepción de la ortografía aunque, probablemente ni esa). El vocablo “competitivo” viene de competir, luchar y/o presentar batalla, en otras palabras, ser mejor que alguien más en un encuentro o contienda. De hecho la palabra “competencias” en su acepción corporativa moderna, proviene del anglicismo: “competences” mismo que podríamos traducir como:habilidades o destrezas para desarrollar una actividad. Los departamentos de R.H. de las empresas latinoamericanas fuertemente influenciados por términos importados y decantados de libros americanos de negocios, las han adoptado con el fin de crear estrategias de desarrollo de personal.
Estos departamentos tienen largas listas de “competencias” que deberían ostentar colaboradores ideales. Algunas de ellas: “comunicación”, “delegación”, “trabajo en equipo”, “negociación”, “liderazgo” entre muchas otras. Sin embargo me pregunto, ¿estas “competencias” adecuadas a las necesidades del presente corporativo, tendrán futuro en un mundo cada vez más digitalizado, pulverizado, achatado y globalizado?, ¿funcionan para las nuevas generaciones “Y” y “Z” y las emergentes tecnologías?. ¿Ayudan estás “competencias” al trabajo virtualizado y/o remoto? ¿Son prácticas cuándo las relaciones de trabajo se dan entre colegas a miles de kilómetros de distancia?. El trabajo en colaboración de hoy o “digital crowd working”, a mi gusto, no se mejora yendo a divertidas escapadas corporativas con actividades de grupo en el campo o en algún resort de moda. A fin de encontrar las respuestas a estas interrogantes, habría que pensar en lo que viene más que en lo que hoy hay.
En una reunión iberoamericana de cultura celebrada en La Ciudad de Zacatecas, México hace años, el premio Nobel de literatura “Gabriel García Márquez”, en un discurso que anonadara a los intelectuales de la lengua presentes y hasta el mismo Rey de España que presidía, se pronunció enfáticamente por deshacerse de las engorrosas reglas ortográficas y peinarse, de plano, los acentos; tragarse las letras mudas como la “H” y desoír, de paso, las diferencias entre las “S”´s, “Z”‘s,”C”´s, la “J” y la “G”a fin de modernizar la lengua castellana quitándonos la gramática de encima. Si bien su moción no sobrevivió, el concepto fue y es digno de considerarse en otras disciplinas como las mencionadas “competencias”.
Para mejor entender la necesidad actual de “competencias” reales -con énfasis en el futuro- vs aquellas que marcan las necesidades simplemente del hoy, la NASA (agencia espacial norteamericana), se encuentra desarrollando “competencias” con miras a entrenar a los aspirantes a viajes intergalácticos que para soportar, por ejemplo: la soledad absoluta (ausencias de personas) y/o, la cercanía absoluta de otros seres en espacios reducidos y psicológicamente asfixiantes por largos períodos de tiempo a fin de lograr estas “competencias” en sus astronautas y así soportar extendidas travesías hacia el planeta Marte y/o, como diría “Buzz Lightyear”, al infinito y más allá.
Muchas necesidades corporativas que hoy se nos presentan, cambiarán en el futuro pues éste traerá nuevos retos. No soy futurólogo pero pienso que…
Como continuaremos la globalización -ésta no tiene marcha atrás- será necesario empezar a pensar en el desarrollo de “competencias” que permitan a los colaboradores combatir la incertidumbre ante, por ejemplo, la ausencia de autoridad debida a la diversidad cultural y geográfica. O el manejo técnico de nuevos lenguajes. O diferentes etiquetas sociales y culturales.
Debido a la especialización profesional que se avisora en el futuro donde nadie sabrá de todo y todos sabrán pequeñas partes de algo, habrá que desarrollar “competencias” para interactuar en equipos de trabajo virtualizados. Técnicas de manejo del estrés al trabajar en horarios disparejos.
La NUBE ira poco a poco reclamado espacios que hoy ocupan las oficinas físicas o los salones en las escuelas. Las “competencias” -muy poco presentes- que habría que desarrollar serían las capacidades de investigar con inteligencia aparte de desarrollar la habilidad de la auto resolución de problemas.
Con la llegada de la inteligencia artificial y la robótica a todos los ámbitos de la vida, habrá que desarrollar “competencias” de programación y asociación con aparatos que harán gran parte del trabajo para nosotros.
Con el muy posible adelgazamiento de las plantas laborales formales, habrá que desarrollar las destrezas que apuntan a la toma de decisión ponderando alternativas a fin de cubrir posiciones en una cadena de suministro restringida.
El mejor ejemplo de este concepto anterior lo vemos en la película “Operación Rescate” (The Martian). Mark Watney, el personaje principal es botánico de profesión, sin embargo a lo largo del film, despliega una diversidad de “competencias” ajenas a su profesión que, sin ellas, hubiera perecido. NASA, según sus propias palabras, le habilita en un numero de disciplinas a fin de hacerle sobrevivir en cualquier condición.