La llegada de las aerolíneas low cost (o de bajo costo) a la Argentina está minada de complicaciones. Es que el atraso en el desarrollo de empresas y aeropuertos es grande, debido especialmente a que el Gobierno anterior se resistió al modelo de los vuelos baratos argumentando que generan empleo precario y que no son seguras.
El gobierno de Mauricio Macri piensa de manera diametralmente opuesta al de Cristina Kirchner –en éste y en otros muchos temas–, por lo que no fue sorpresa que el desarrollo del sector de las aerolíneas se convirtiera en uno de los más apuntalados ahora.
En ese escenario de incipiente desembarco de nuevas compañías, la mayoría de capitales extranjeros, se enmarca la polémica frase –“habrá una lluvia de cadáveres”– que dijo el secretario general de Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (Apta), Ricardo Cirielli. Puntualmente, el sindicalista expresó: “Nosotros decimos que faltan pilotos y él (por el Gobierno) dice que sobran. Si son los pilotos que egresan de un aeroclub a los que les quiere dar la expansión, va a haber lluvia de cadáveres, no lluvia de currículum ni revolución de los aviones. Va a ser la revolución de los muertos”, aseguró el dirigente y publicó La Voz.
Todos los gremios que agrupan a distintos rubros de empleo en el sector coinciden con Cirielli en decir que “no es posible” la llegada de las low cost porque generan “tercerización” y “precarización extrema” del servicio aéreo, y una alta inseguridad.
Los pilotos de EasyJet: “Los horarios no son realistas y desafían la seguridad de los pasajeros” https://t.co/C9zskCZehd
— Ricardo Cirielli (@ricardocirielli) 25 de agosto de 2017
El sindicalista recordó que no es nueva la existencia de low cost en la Argentina. Ya las hubo en los años 90, cuando gobernaba Carlos Menem, y una de ellas, Lapa, terminó con un trágico accidente en Buenos Aires en el que murieron 95 personas “por no cumplir con las normas de seguridad y las capacitaciones”. La expansión del servicio que proponen desde el gobierno “es muy peligrosa”, agregó Cirielli.
Terreno virgen
El mercado argentino es terreno virgen para las low cost. Hay una razón: es el octavo país más grande del mundo en cuanto a extensión territorial, con casi 5 mil km de norte a sur y 42 millones de habitantes acostumbrados a viajar en autobús por los elevados precios del avión. “El Gobierno de Macri prevé que de aquí a 2019 se puede duplicar el tráfico aéreo”, dice El País, agregando que siete nuevas aerolíneas “pidieron licencias para 503 rutas más en una audiencia pública convocada. De aprobarse, se sumarán a las 135 ya adjudicadas este año”.
Otro dato que demuestra la situación: Argentina es la segunda economía de Sudamérica, pero está en el quinta en cantidad de viajeros aéreos per cápita, detrás de Chile, Brasil, Colombia y Perú.
Además de los sindicatos, hay otra complicación que las low cost deberán resolver: los precios mínimos. Se trata de un valor mínimo por debajo del cual no se pueden vender pasajes. Y si las aerolíneas low cost no pueden vender a precios bajos… ¿cuál sería el sentido? La respuesta la tiene El País: “El Gobierno no ha suprimido este precio mínimo, inexistente en otros países, pero ha dejado de actualizarlo, así que su valor se reduce al veloz ritmo de la inflación, que fue del 40% en 2016 y cerrará por encima del 20% este año, según todas las previsiones”. Además, las aerolínas saben que será una disputa que terminarán ganando.