Internacional.- La serie animada El Coyote y el Correcaminos fue un éxito de los años 50 que perduró por décadas. Parte del suceso fue que la idea del creador fue respetada al extremo por los guionistas y animadores.
Cuando el jefe establece las pautas y los subordinados están de acuerdo y las cumplen al detalle, las posibilidades de fracaso se minimizan.
Esto es lo que pasó con la exitosa serie animada El Coyote y el Correcaminos, de Looney Tunes, que no sólo fue pionera en la introducción de publicidad no tradicional (sobre una ficticia marca llamada Acme), sino que marcó un hito en la creación de antihéroes, una estrategia que aún perdura.
El “jefe” de esta historia es Chuck Jones (también creador de Bugs Bunny), que en 1949, como una especie de parodia de las tradicionales animaciones del estilo “gato vs ratón”, como Tom y Jerry, pergeñó un mundo en el desierto del sudoeste de Estados Unidos en el que se enfrentaban sólo dos protagonistas: un Coyote y un correcaminos. Ver Vuelve Speedy Gonzales
Para lograr que su idea se plasmara al detalle, estipuló nueve reglas que consideraba inquebrantables y que los dibujantes y guionistas debían respetar siempre. Los “mandamientos” fueron publicados en su libro de 1999, “Chuck Amuck: The Life and Times of an Animated Cartoonist”, y ahora, en tiempos de las redes sociales, se difundió una imagen en Imgur con una hoja, supuestamente, impresa por él.
Las reglas eran las siguientes:
- El Correcaminos no le puede hacer nunca daño al Coyote; sólo haciendo “¡Bip Bip!”
- Ninguna fuerza externa puede dañar al Coyote. Sólo su propia ineptitud o la falla de los productos Acme.
- El Coyote podría abandonar su misión en cualquier momento, pero es un fanático (Repetir: “un fanático es aquel que redobla sus esfuerzos cuando ha olvidado su meta”, George Santayana).
- Nunca debe haber diálogo, excepto el “¡Bip Bip!”
- El Correcaminos permanecerá siempre en la ruta, sino, no sería llamado “Correcaminos”, lógicamente.
- Toda la acción debe estar confinada al escenario natural de los dos personajes: el desierto del sudoeste de Estados Unidos.
- Todos los materiales, herramientas, armas o dispositivos mecánicos deben ser de la marca Acme.
- Siempre que sea posible, hay que hacer de la gravedad la peor enemiga del Coyote.
- El Coyote siempre debe salir más humillado que dañado por sus propios fallos.
Las reglas de El Coyote y el Correcaminos de Chuck Jones #BeepBeep pic.twitter.com/zqswHK0vn6
— Carlos López (@clopezguionista) 2 de agosto de 2016
Qué es la publicidad por emplazamiento
Conocida como product placement o emplazamiento publicitario, esta técnica de marketing consiste en la inserción de un producto, marca o mensaje en la narrativa de un show de TV o radio (ahora también en Internet). El producto/servicio se muestra, cita o utiliza por los actores de manera sutil (a veces no tanto) y como parte de la trama de la historia.
Si bien se utilizó en algunas películas de los años 30, la II Guerra Mundial aplazó la técnica para un par de décadas después. Una de las primeras en reflotar la idea fue Chuck Jones, quien lo hizo en forma de parodia con la llamada Corporación Acme en la serie del Coyote y el Correcaminos.
Su utilización en la serie demostró claramente que la técnica era eficaz ya que la gente recordaba perfectamente la participación de la marca (ficticia en este caso).