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Fernando Rosas

Las 6 recomendaciones para el uso de Google Glass ante un mundo inequitativo

Un cisma sacude hoy a la ciudad de San Francisco y no se trata de un terremoto, se trata de un fenómeno social que enfrenta a diferentes comunidades y que ha propiciado que, por ejemplo, los camiones de Google —que transportan trabajadores de la zona de la bahía a Silicon Valley— hayan sido agredidos por grupos de inconformes.

Un cisma sacude hoy a la ciudad de San Francisco y no se trata de un terremoto, se trata de un fenómeno social que enfrenta a diferentes comunidades y que ha propiciado que, por ejemplo, los camiones de Google —que transportan trabajadores de la zona de la bahía a Silicon Valley— hayan sido agredidos por grupos de inconformes.

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De acuerdo con Susie Cagle, columnista de la revista Wired, la ciudad está en medio de una batalla cultural, racial y económicamente diversa en San Francisco y Silicon Valley, que no es sólo una lucha local, sino que perfectamente cabe en otros lugares.

Y a lo que se refiere es a una tendencia en la movilidad socioeconómica de las sociedades del mundo que ha propiciado un peligroso distanciamiento entre un pequeño grupo altamente tecnificado, con ingresos muy por arriba del promedio, arropados por empresas multinacionales y la gran mayoría de la población que de menos vive al día y con sectores amplios que se suman a las condiciones de marginación.

En The Atlantic Cities, Sarah Goodyear, escribe: “Las cosas se han vuelto tensas en el área de la bahía durante los pasados dos años. Las rentas están por las nubes. Los barrios enteros se están cambiando. Y la comunidad de la tecnología es objeto de ataques por el papel que ha jugado en la transformación.”

Este mismo fenómeno es algo que ha afectado durante las pasadas dos décadas a América Latina, de manera más prolongada y por lo tanto sutil, de forma que los gobiernos de la región no han tenido la capacidad de propiciar una mejor distribución del ingreso, de la educación, de la creación de empleos y de la propagación de los medios de producción, aunque, a diferencia de lo que sucede en la ciudad estadounidense, pese a las continuas protestas sociales dadas en la región hispanoamericana, trágicamente, la marginación es parte del paisaje en los países de habla hispana; y los estadounidenses apenas comienzan a sentir en vida propia los resultados de un modelo mundial político y económico que probablemente no tiene la intención o la capacidad, de mediar distancias entre los diferentes estratos de la comunidad.

Por lo pronto, los ánimos en San Francisco están ligeramente caldeados, a tal grado que algo que parecería una anécdota trivial en otro momento, se ha convertido en un hecho cubierto por muchos medios y que derivó en una serie de recomendaciones de la misma Google, cuyo propósito es serenar los ánimos.

En el artículo que arriba se menciona publicado en The Atlantic Cities, se cuenta la historia sobre como una reportera de tecnología, Sarah Slocum, fue víctima de otro tipo de ataque “contra la tecnología”, cuando sus Google Glass fueron arrebatados de su cara mientras se divertía en el bar Molotov de la calle Haight, debido a que varios de los huéspedes del lugar no estaban contentos con que se les tomara video, cosa que es posible hacer con este dispositivo, lo que a juzgar de varios tiene que ver con las garantías a la privacidad de las personas.

TRENDLOGY ELECTRÓNICA

Ante este panorama, Google una semanas atrás hizo conocer unas recomendaciones para sus Explorers (los usuarios invitados para el uso de los Google Glass), que se resumen en los siguientes puntos:

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1. Al usar el dispositivo, se debe pedir permiso a quien corresponda para tomar video.

2. No ser un “Glasshole”, lo que significa no comportarse impropiamente, rudo o chocante.

3. Cuando alguien pregunte por los lentes no ser descortés o cortante.

4. Ser diplomático y una pequeña demostración puede dejar un mensaje más positivo con relación al dispositivo y sus usuarios.

5. En lugares en donde celulares o cámaras fotográficas no son aceptadas, lo mismo aplica para los lentes.

6. Comportarse contrariamente al respecto de estos 5 principios previos, puede arruinar la experiencia para otros usuarios de Google Glass.

Sobre este conocimiento sobreviene una reflexión sobre el impacto derivado de uso de las nuevas tecnologías en las relaciones sociales de la comunidad y los individuos, algo que anteriormente las marcas del ramo no tenían en consideración y que parece, en el futuro deberán tener algunas recomendaciones de etiqueta.

Y al final de la historia en San Francisco, uno de los amigos de Slocum, en redes sociales le comentó lo siguiente: “Debes tener cuidado en donde vistes tus lentes… Ahora que la gente sabe el precio que las personas van a pagar por unos Google Glass, es similar a caminar por ahí con una cara hecha de dinero, como en los comerciales de Geico.”

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