La negociación es un esfuerzo de interacción orientado a generar acuerdos. Suena sencillo, la palabra “acuerdo” es tan fácil de escribir o decir, pero detrás de ella hay uno de los procesos más complicados para la humanidad.
Para acordar hay que entender que una persona no tiene la verdad absoluta, sino que ambas partes tienen su verdad, desde ahí comienzan las complicaciones. Además, acordar implica ceder y muchos no están dispuestos a dejar de lado ninguna de sus necesidades a cambio de llegar a un punto medio.
Negociar, entonces, es un proceso que implica un gran esfuerzo y enormes habilidades. A continuación las cartas que se pueden jugar al respecto.
Elige
Hay dos formas de negociar, blando o duro, la primera evita a toda costa la confrontación, mientras la otra se ayuda de ella para obtener mayores beneficios, para intimidar y presionar hasta que la otra parte ceda la mayoría. Ambas son buenas, pero lo importante es elegir una, no se puede ser blando y duro en la misma negociación porque esta iría al fracaso.
Exagera
Es un hecho que si inicias con una exigencia que rebasa las expectativas, incluso las tuyas, harás que tu verdadero objetivo se vea como algo alcanzable, acceso y que al mismo tiempo estás cediendo en algo, aunque en realidad no es nada, pero llevarás la ventaja.
Aguanta el sí
La primera propuesta nunca es el límite al que está dispuesta a llegar la otra parte. No digas sí a lo primero que se te ponga en la mesa, espera el momento máximo para acordar.
Divide y vencerás
Elige tu objetivo de esa negociación y divide las estrategias y momentos en los que deberás ir tocando los puntos. Organizar y prever siempre lleva al éxito de una negociación porque se sabe qué hacer, cómo y cuándo improvisar porque algo está saliendo mal.
Sin embargo…
El neuromarketing es importante, hay que considerar hasta las palabras que se usan en la negociación. No utilices Sin embargo o Pero porque denotan algo negativo. Cuando las usas, haces ver como que el otro tiene un error y eso acaba con la empatía.