Creo que todos deberíamos entender lo que pasa en este mundo posmoderno, pleno de noticias falsas y de posverdad. Analizar cómo debemos usar las redes sociales. Aprovecharlas y verlas como herramientas, como un subproducto del desarrollo tecnológico”, opina el periodista y prologuista del libro José Luis Guzmán
Como un inquieto del mundo, me declaro ser testigo de los excesos o disfuncionalidades de la democracia que han producido desencanto entre los ciudadanos de todas las edades, y abierto la puerta a alternativas que no terminan de perfilarse y, por lo mismo, inquietan e invitan a un gran debate.
Ahora todo está volviéndose inmediato, digital, desechable, que tiene que tener 280 o menos caracteres porque si es más aburre y ya no es funcional. Es muy controvertido esto del offline y online, lo planteo desde una manera ágil y nos lleva de la mano para que cada quien determine hasta dónde una tiene que convivir con la otra ¿En dónde quieres vivir más, en lo offline o en lo online? ¿Quizá en un intermedio híbrido?
En un mundo donde se depende de la tecnología, y donde hay una evidente vulnerabilidad por el auge de las redes sociales, debemos de darnos a la tarea y reto de explorar el comportamiento de las personas en el territorio offline y online. De una forma elocuente, entrelaza las interacciones personales en ambos mundos y la controversia que deriva de ello.
Más allá de los arquetípicos discursos y clichés post pandémicos sobre qué es lo que hay después de esta pandemia mundial. Lo que sigue ahora es sintonizar el tono de las audiencias y los clientes para saber cómo te comunicas con los otros y empezar a entablar una verdadera comunicación sana.
Porque la realidad es que es cuando estuvimos más cerca de la muerte de forma masiva. Por lo menos eso parece y así parece por mucha gente de forma global en este mundo. Entonces, la comunicación general y mucho más la estratégica requiere de cierta sensibilidad para sintonizar una nueva delimitación de la nueva identidad de los humanos que habitamos esta tierra después de la pandemia mundial. Por supuesto que la vida cambió después de casi dos años de estar aletargados con miedo a morir y muchos estar encerrados en sus casas. Los que podían, trabajar desde casa y lo que tenían que salir a trabajar, vivir con ansiedad de morir en el intento diario de trabajar para vivir.