El mercado automotriz argentino tuvo un mal 2016. La baja en el consumo, que es generalizada, afectó también a los autos, y las concesionarias vieron cómo las ventas sólo se sostuvieron gracias a promociones y sobre stock.
Sin embargo, los números muestran ahora que la realidad ha cambiado en 2017, con un trimestre excelente para el sector. Los puntos de venta de carros y motos estuvieron repletos; tanto, que la comercialización, respecto del mismo periodo de 2016, creció un 42,5 por ciento.
Sólo en marzo, fueron 76.745 los autos matriculados, un número por demás auspicioso si se tiene en cuenta que en el mismo mes de 2016 se habían patentado 56.280 unidades. El informe de marzo de Acara (PDF).
“Los datos son alentadores también al analizar las ventas de maquinarias agrícola, vial e industrial, donde se observa un importante crecimiento interanual ya que las matriculaciones de marzo de 2017 fueron de 1.018 unidades, contra las 602 de marzo de 2016, lo que refleja un crecimiento del 69%”, publicó El País.
La venta de motos también creció. “En marzo, se patentaron 64.384 motos, una suba del 57,1% en la comparación interanual”, publicó Infobae, agregando que en los tres primeros meses del año se alcanzó un total de 176.605 motovehículos, un 54,3% más que el mismo período de 2016.
Problemas
Sin embargo, no todo es floreciente. Es que mientras los concesionarios festejan, en las fábricas de vehículos de Argentina hay suspensiones de personal por la baja producción. Esto tiene varias explicaciones, por un lado, la menor demanda externa, principalmente desde Brasil, el mayor importador de autos argentinos.
Por otro, el creciente ingreso de autos importados, a un precio más competitivo que los nacionales, ha generado que se vendan más carros, pero no los producidos en Argentina. “Las fábricas ubicadas en el país continúan con planes de suspensión de personal dado que el progreso no se extiende al mercado laboral porque la gran mayoría de los autos vendidos son importados o tienen gran parte de su factura en fábricas foráneas”, dice El País.
Volviendo al título, las “diferentes lecturas” son dos: por un lado es bueno, porque una venta mayor de autos es un signo de recuperación. Por otro, si se tiene en cuenta que la industria local pierde terreno, tarde o temprano eso terminará impactando en el nivel de empleo, lo que nunca es positivo para que una economía sane.